La desaparición de la prostitución como una forma de esclavitud y la eliminación de la mafias, pasa por legalizar y reglamentar una actividad que es tan antigua como la humanidad.
Las terapeutas sexuales, deberían tener una titulación, régimen de autónomos, libertad en la elección del cliente y los mismos derechos y deberes que cualquier otra profesión en cuanto a sanidad, hacienda y protección de datos, estarían controladas por una reglamentación de seguridad e higiene específica y deberían pasar revisiones periódicas, lógicamente, los mismos criterios se aplicarían a los fisioterapeutas masculinos, homosexuales o heterosexuales.
Por mucho que duela a colectivos feministas, hay muchas mujeres que se dedican voluntariamente a ejercer esta actividad y tienen el mismo derecho y dignidad que las que ocupan un escaño, el problema es que la demanda seria muy superior a la oferta y como pasa en la sanidad, o en "El Celler de can Roca" habría listas de espera interminables, claro que los clientes desesperados, siempre podrían recurrir a hacerse una "sefie".
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