La diferencia entre un independentista catalán y un unionista español, es que mientras el uno es nacionalista, el otro es imperialista. Que un responsable de un país que ha exterminado culturas, pueblos, idiomas y naciones, de una corona que persiguió , torturó y expulsó a musulmanes, judios y librepensadores y mantiene en la miseria al pueblo Saharaui, de un pueblo que odia y desprecia a gitanos, magrebies, negros y sudamericanos, de un régimen que "va por sendas imperiales caminado hacia Dios" y de un gobierno que presta sus bases para bombardear ciudades y hospitales en Siria, llame supremacista a nadie, es como mínimo hilarante. En Cataluña decimos "No diguis ruc a ningu que no ho sigui me que tu" (no digas burro a nadie que no sea mas burro que tu). Pues a ver si los voceros de la mesopotamia mediática toman nota y se miran al espejo de la historia (incluso de la mas reciente) antes de llamar racista a un pueblo que lucha desde hace siglos por defender su identidad su dignidad y sus derechos jurídicos y económicos, quizas si dejan de mirarse el ombligo, acabarán viendo sus vergüenzas (si es que las tienen).
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domingo, 20 de mayo de 2018
NACIONALISMO E IMPERIALISMO
La diferencia entre un independentista catalán y un unionista español, es que mientras el uno es nacionalista, el otro es imperialista. Que un responsable de un país que ha exterminado culturas, pueblos, idiomas y naciones, de una corona que persiguió , torturó y expulsó a musulmanes, judios y librepensadores y mantiene en la miseria al pueblo Saharaui, de un pueblo que odia y desprecia a gitanos, magrebies, negros y sudamericanos, de un régimen que "va por sendas imperiales caminado hacia Dios" y de un gobierno que presta sus bases para bombardear ciudades y hospitales en Siria, llame supremacista a nadie, es como mínimo hilarante. En Cataluña decimos "No diguis ruc a ningu que no ho sigui me que tu" (no digas burro a nadie que no sea mas burro que tu). Pues a ver si los voceros de la mesopotamia mediática toman nota y se miran al espejo de la historia (incluso de la mas reciente) antes de llamar racista a un pueblo que lucha desde hace siglos por defender su identidad su dignidad y sus derechos jurídicos y económicos, quizas si dejan de mirarse el ombligo, acabarán viendo sus vergüenzas (si es que las tienen).
miércoles, 16 de mayo de 2018
HISPANIDAD NO ES ESPAÑOLIDAD
Por mucho que pese a unos y a otros, Catalunya y su cultura son radicalmente hispánicas, LaTarraconensis fue una de las provincias en las que Roma dividió la península llamada Hispania. Hispanas son también Galicia, Portugal y sus antiguas colonias como Brasil. Cuando se habla de Hispanoamerica todo el mundo lo asocia a los países de habla castellana y he aquí el error, Castilla, a diferencia de Aragón, siempre fue un reino imperialista, mientras los reinos de la corona de Aragón, conservaban sus lenguas, sus leyes, monedas y parlamentos, Castilla convertÍa en súbditos y colonias a todos los territorios conquistados o anexionados por matrimonios amañados, solo Portugal consiguió librarse de sus garras y ha mantenido su independencia hasta nuestros días.
La cultura hispánica, no es la cultura castellana, es el compendio de todas las culturas y lenguas mediterráneas o americanas originarias de la antigua Hispania. Los católicos se propusieron crear "Un solo reino, con una sola religión y una sola lengua" y para ello no dudaron en expulsar a musulmanes y judíos y "ajusticiar" a herejes y librepensadores, el trabajo lo continuaron los Borbones y lo coronó la dictadura franquista eligiendo a dedo al continuador de la saga borbónica. Cataluña está y estará unida a Hispania por sangre, cultura e historia, pero no será jamás una provincia del imperio español. El futuro pasa por una república confederal con una nueva constitución, himno y bandera en el que quepamos libremente todos los pueblos de la península, todo lo demás es puro colonialismo y está condenado al fracaso.
miércoles, 9 de mayo de 2018
POZO SIN FONDO
Es la escalera de descenso al vacío ¿o debería decir a los infiernos? Peldaño a peldaño vas dejando la superficie, la luz, las alegrías, y te vas sumergiendo en un universo frio y tenebroso del que es muy difícil salir. Primero dejas atrás los caprichos, esas tapitas en la terraza, esa pipa fumada mientras escuchas un blues, ese libro deshojado en la butaca. En el siguiente peldaño te desprendes de esa ilusión que te hacia el fin de semana, las salidas al campo, los domingos en la playa. Poco a poco deja de interesarte el cine, aquellas películas clásicas que antes te absorbían ahora te parecen insoportables, hasta la música suena en tus oídos como un ruido de fondo.
Paso a paso te rodeas de oscuridad y los fantasmas te asedian, te aferras a la rutina como un náufrago, pero las olas de pánico te arrastran hacia los acantilados de afiladas rocas mientras nadas desesperadamente para alcanzar la playa. En este descenso vas dejando atrás amigos, familia incluso a tu pareja porque nadie puede acompañarte en ese viaje, cada paso hacia el fondo es una palada que clavas en tu propia tumba.
Un día abres los ojos y no ves nada, intentas levantarte pero el cuerpo se revela y te quedas hundido en el fondo del pozo sin luz sin aire y sin esperanzas, nada ni nadie puede ayudarte porque estas solo dentro de ti mismo, porque el infierno, no es un lugar, es un estado de ánimo. Es el momento clave, o te levantas y emprendes la escalada, o te pudres en tus propios miedos, hay que clavar las uñas en la paredes, despellejarte las rodillas contra las piedras y desandar el camino, los peldaños han desaparecido y solo queda una débil luz en el zenit de la trampa, el cuerpo no te obedece y el alma arroja la toalla, pero echas el resto y desafías a la vida de farol mirándole a la cara, cuando asomas la cabeza a la superficie la luz te ciega, los oídos te zumban y los esfínteres se abren. Te abandonas sobre la hierba empapado de sangre y de orines, pero la luz del sol te acaricia de nuevo, cierras los ojos, pero esta vez la paz te arrulla entre sus brazos, has nacido de nuevo, nada ni nadie volverá a sumirte en las tinieblas.