Facebook me ha tenido un mes
incomunicado, bloqueado y sin poder contestar a mis amigos. Me han tenido un
mes (y es ya la cuarta ocasión)
censurado, amordazado y recibiendo amenazas de cierre definitivo de
cuenta. En esta sociedad puedes decir lo que quieras, puedes insultar, patalear
y despotricar, puedes publicar portadas escandalosas o exhibir escenas
violentas de maltrato humano y animal, pero hay algo que no te consienten, que
digas la verdad. Con los medios de comunicación en manos del gran capital, la
inmensa mayoría del pueblo, que solo ve telebasura (y en ella incluyo los
telediarios), no se entera de las
tropelías que cometen aquellos a los que
votan, aquellos a los que confían su salud, su dinero y su vida, de cómo las
multinacionales alimentarias, farmacéuticas o energéticas nos envenenan y nos
explotan, por eso, si publicas artículos en los que explicas como y porque
enfermamos, como y porqué la brecha salarial es ya un abismo o porque las leyes
están hechas por el poderoso para amordazar al débil, eso no pueden
consentirlo, no sea que la luz ilumine a los mas ciegos.
Oficialmente me han cerrado el muro por publicar fotografías
de desnudos en los que se muestran, pechos femeninos, nalgas y pezones, hechos
que van contra las normas de Factbook,
pero tal y como aduje en mi defensa, los desnudos que yo publico son
obras de arte que pueden verse en museos abiertos a todos los públicos, con lo cual sus argumentos carecen de toda
base legal.
Me han aplicado la ley bragaza, y lo que mas me molesta es
que las bragas están sucias, por eso me la arranco y seguiré gritando, cantando
y denunciando mientras me quede un soplo de vida, la paz sin justicia es un
cementerio de esclavos, y yo no quiero vivir como un zombi.
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