Las sociedades animales son
altamente eficientes, las jerarquías se consiguen tras duras oposiciones y jamás
son vitalicias. El macho dominante tiene el deber de proteger a la manada, ha de ganarse su puesto tras duros
combates y debe defenderlo hasta que tarde o temprano es destronado por otro más
joven y fuerte. Los zánganos de la colmena son alimentados hasta que cumplen su
misión reproductora y después son eliminados, solo hay una reina que tarde o temprano
tendrá que abdicar y fundar un nuevo enjambre si quiere seguir reinando. No
existe la corrupción ni el nepotismo, las leyes naturales se cumplen
inexorablemente y solo sobreviven y se reproducen los mas fuerte y mejor
adaptados.
En todo tejido, comunidad u
organismo, los elementos externos deben integrarse o serán expulsados o
fagocitados para impedir que se reproduzcan masivamente y generen metástasis en
el tejido social, todos y cada uno de sus miembros tiene una misión y si no la
realizan serán eliminados para garantizar la supervivencia del sistema, algo
muy diferente a lo que sucede en nuestra sociedad.
En nuestra colmena, no hay una reina, hay una
familia real vitalicia y hereditaria rodeada de siervos, vasallos y ayudas de cámara
a cargo de la comunidad, los zánganos son alimentados, cuidados y reverenciados por la
clase obrera ad eternum y su poder se transmite y se multiplica en cada
generación, mientras que los parásitos son protegidos hasta que generan celulas tumorales que se extienden al resto de los tejidos.
Tenemos mucho que aprender de
nuestros hermanos, todo lo mejor, lo que llamamos humano, son instintos
animales, el amor por los hijos, el sacrificio y la solidaridad están presentes
en sus relaciones y en su carácter, mientras que la crueldad, la codicia y el egoísmo
son patrimonio del nuestro.
Hemos creado una sociedad
enfermiza y corrupta que acabará devorándonos
si somos incapaces de regenerarla, hay que recoger la basura, expulsar a los parásitos
y cambiar las reglas del juego, hacerlas mas justas y obligarlas a cumplir a todos
por igual, de lo contrario acabaremos siendo pasto del odio y la violencia y ya
estamos sufriendo los primeros estertores.
Jose Luis Posa
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