Es realmente penoso que algo tan vital para la humanidad
como la cultura siga considerándose como un artículo de lujo. Desde que empecé
a editar mis propios libros, me encuentro con la dificultad, y en muchos casos,
la imposibilidad de venderlos en los países americanos, el problema monetario y
el coste del envío hacen económicamente inviable su comercialización. En estos
casos he optado por regalarlos en forma de E-book como agradecimiento al cariño
recibido, pero no deja de ser lastimoso que un mercado tan extenso como el del
habla hispana quede en manos de las grandes editoriales que filtran y
seleccionan lo que a ellas y a sus financieros les interesa.
Hay una opción teóricamente factible, que es el pago por PayPal
o la compra por Amazon, pero en muchos países ni aun por esos medios es posible,
lo que está claro es que el mundo editorial lo controlan entre cuatro grandes
empresas, y el resto debemos esperar la migajas con la esperanza de que no estén
envenenadas.
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