Cuando hablamos de corrupción, inmediatamente nos vienen a la mente políticos, ministros o concejales con sus sobornos y mordidas, pero hay otro tipo de corrupción que no por mas soterrada es menos destructiva, la que llamaremos “corrupción interna”
Si Usted no pertenece a “la casta” y pretende trabajar en la administración o en instituciones oficiales, se le exigirán licenciaturas, postgrados e idiomas, deberá superar unas oposiciones maratonianas y todo ello para aspirar a un salario mileurista y con escasas posibilidades de promoción, pero si está bien apadrinado, se le creará una plaza a su medida en lo más alto de la escala y cobrará un sueldo acorde a su estatus.
No importa que su expediente académico (si lo tiene) sea un desastre o que carezca de experiencia, para eso tendrá a su servicio a los parias que le harán el trabajo duro y enriquecerán su curriculum, su señoría solo tendrá que firmar los trabajos que ellos relazarán para usted. Eso si, debe ser un estómago agradecido y obedecer sin rechistar las consignas, denunciar a los conflictivos y no tener mas ideología que la del “si wanna”, con un poco de suerte, en unos años, el Wanna, será usted.
El funcionamiento de los estamentos oficiales es una estructura corrupta e ineficaz que expulsa o condena al ostracismo a la gente verdaderamente válida mientras promociona a familiares, amiguetes o camaradas, desalentando y marginando a todos los que pretenden hacer bien su trabajo sin peloteos y sin recorrer pasillos.
Llevamos cuarenta años de supuesta democracia, pero ninguno de los partidos que han accedido al poder han conseguido erradicar esta plaga, por el contrario, todos ello se han preocupado en colocar su peones en los mejores puestos para poder coronarlos en el momento oportuno, así somos, y así nos va.
Jose Luis Posa
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