Me desperté esta mañana con un tremendo dolor de cabeza,
tomé un café bien cargado y salí a comprar aspirinas. Como es Domingo, tuve que
buscar una farmacia de guardia pero al ir a pagar, me di cuenta que me había dejado
la cartera, pedí disculpas y corrí hacia casa, mas al intentar abrir la
puerta comprobé con desesperación que tampoco tenía la llaves.
Hurgué en los bolsillos pero un agujero traidor me
devolvió a la realidad, desesperado busqué el móvil, pero por desgracia, todo
se había quedado en casa.
Hacía una temperatura glacial, la cabeza me zumbaba y me sentía
perdido, me miré en un escaparate y el vidrió me devolvió una imagen
deplorable, barba de tres días, ojos hundidos
y una ajada vestimenta, intenté recapitular que había pasado la noche anterior
pero todo estaba oscuro, no podía recordar ni siquiera mi nombre.
Llevo todo el día vagando por las calles, he intentado regresar
a casa pero ya no recuerdo donde vivo. Se ha hecho de noche y me he refugiado en un cajero. Tengo frío y el hambre me retuerce pero no me atrevo a salir. no conozco las
calles ni las gentes, me tiemblan las manos y apenas consigo pensar. Los ojos
se me cierran pero no quiero dormirme, tengo mucho miedo, las sombras me van rodeando
como pérfidos fantasmas y presiento que en cuanto cierre los ojos, me arrastrarán con
ellas.
Jose Luis Posa
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