Hace unos años, Shemirramis escribía uno de sus poemas de desamor. Se rebelaba contra la opresión, la infidelidad y la mentira con una metáfora en la que ella, era una nave a merced de un océano caprichoso y violento. Como casi siempre, el poema cobró vida a partir de los primeros versos, y su pluma fue tan solo el instrumento de alguien que escribía a trabes de ella.
Hoy, releyendo el poema. Me he dado cuenta que es la descripción poética de un suicidio, una nave que se estrella voluntariamente contra los acantilados por no seguir a merced de un mar traicionero y despiadado. He buceado en mi alma y recuerdo, que al terminar el poema, sentí una desazón y una tristeza que entonces no alcanzaba a comprender, pero esta tarde se ha hecho la luz, y se que alguien, a trabes de mi pluma estaba destilando su dolor.
Espero que esa nave haya alcanzado la paz de su puerto, y el amor que le fue negado en su día.
Aquí os dejo el poema, me gustaría que me expresaras vuestra opinión.
HOY ROMPÍ MIS CUADERNAS
¡Cuánta burda mentira!
¡cuánta amarga esperanza!
¡cuánta vida baldía
enredada en tus algas,
escorada en las dunas
de tus sucias resacas
o quebrando mi quilla
contra tus marejadas!
Solo he sido un juguete
en el mar de tu rabia
afrontando el embate
de tus olas airadas
agachando la testa
y cerrando los ojos,
esperando el estoque
de tus celos ignotos.
Pero ya acabó todo,
hoy rompí mis cuadernas
y una vía de agua
inundó mis bodegas
como un río se sangre
desbordando las venas,
reventando mi pecho
en tu negra escollera.
Hoy mi nave se hunde
en el útero eterno,
en el lecho dorado
de la mar primigenia,
mas allá del zarpazo
de tus fieras galernas,
de la hiel de tus labios,
de tus manos infectas.
SHEMIRRAMIS
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