La medicina comercial se comporta como de una manera similar
al conductor que circula sin rueda de recambio, pincha un neumático y en lugar
de buscar el pinchazo y repararlo, va a una estación de servicio para que le
inflen la rueda, circula unos kilómetros y vuelve a quedarse sin aire, y así sucesivamente
hasta que la cubierta queda destrozada y tiene que abandonar el coche. Nuestro
organismo no tiene recambio, y en lugar de buscar donde tiene el escape, nos
dedicamos a inflarlo de pastillas hasta que acaba reventando.
Si el conductor hubiera vigilado el estado de sus neumáticos,
seguramente no hubiese pinchado, porque todos sabemos que una cubierta en buen estado
es mucho menos vulnerable, y si pierde aire, es mucho mas fácil de reparar.
En cada esquina tenemos una estación de servicio que por un módico
precio nos inflan las ruedas, pero a ninguna de ellas le interesa arreglarte el
pinchazo.
Jose Luis Posa
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