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lunes, 20 de julio de 2015

LA RULETA INMOBILIARIA

En los años de la vacas locas, muchas familias se felicitaban porque el piso que habían comprado por cinco millones de pesetas, ahora valía doscientos mil euros, y aplaudían la política del gobierno por hacerles tan ricos. Yo siempre les preguntaba ¿Tu tienes dos pisos? – No, solo engo uno-  Pues eso es lo que tienes ahora y lo que tenias antes, no confundas nunca valor y precio.
Y los pisos siguieron subiendo, y algunos de estos iluminados, se vendieron el piso ya pagado y se metieron en una hipoteca a 30 años para tener una casita o un piso mas grande, cuando yo les advertía que con esos precios, sus hijos jamás podrían comprarse un piso  me miraban como un bicho raro, y hasta alguno me dijo que no tenia ni idea de finanzas. 
Han pasado unos años y los que sucumbieron a los cantos de sirena estan con el agua al cuello o con el culo en la calle, y los hijos de esos felices propietarios aprendices de especuladores están viviendo en casa de papá porque no tienen ni piso ni trabajo.

Claro que los gobiernos fueron culpable, los unos por promover la burbuja y los otros por no pincharla a tiempo, pero si queremos que nos traten como a hombres, no nos comportemos como niños, y eso es lo que hicieron millones de familias, comportarse como niños mimados y caprichosos, y ahora esa deuda que ellos inflaron la tenemos que pagar entre todos.

Que cada palo aguante sus vela, que los responsables de bancos y cajas sean procesados por apropiación indebida, que devuelvan los millones robados en primas y pensiones o que se pudran en la cárcel, y todos aquellos que jugaron a la ruleta  inmobiliaria y perdieron, que asuman su error y no culpen a nadie mas de sus culpas. 

Cuando veo a algunos de aquellos altaneros prohombres de la especulación llorar como niños lo que no supieron defender como hombres no puedo por menos que pensar que cuanto mas listos nos creemos, mas tontos somos, y que a la hora de la verdad, el burro de carga muere aplastado y el pura sangre, pace en los corrales cuidado y admirado.
 Lo peor que nos puede pasar es creernos garañones cuando a penas llegamos a ser mulas de carga, soñar que corremos en Ascot y despertarnos enfermos y apestosos dormitando en un muladar.
JUANMAROMO

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