y secarse al calor de tu mirada
y jugar con la arena de tus pechos
y dormirse en el lecho de tus algas.
Quien pudiera ceñirse en tu cintura
resbalar por la cera de tu vientre
bucear en las playas de tu delta
y sumirme en el mar de tus corrientes
sin aletas, sin plomos ni escafandra
respirando el efluvio de tu cueva
con la piel enredada en tus helechos
y tu esponja latiéndome en la boca.
JUANMAROMO
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