viernes, 16 de enero de 2015

LA BATALLA INTERIOR

La medicina actual considera el proceso de curación como una guerra donde hay que exterminar al enemigo a cualquier precio, para ello no duda en utilizar todo tipo de armamento, desde el nuclear al químico pasando por el psíquico, no importan los daños colaterales, los efectos secundarios, no importa arrasar el territorio donde se libra la batalla, hay que quemar las municiones, hay que justificar el desmesurado gasto en armamento, los sueldos millonarios, los presupuestos disparatados.
El organismo tiene un enorme poder de autosanación, la mayoría de la enfermedades se producen como una reacción defensiva a intoxicaciones, agotamiento o malos tratos, solo cuando nuestras defensas están en bancarrota los virus y bacterias invasoras pueden atacarnos, como en una fortaleza, hay que bombardear al enemigo mientras está en el exterior, pero a nadie se le ocurriría incendiar la plaza para expulsar al invasor.
La medicina sintética arrasa con todo, los antibióticos destruyen la flora intestinal y la bacterias benefactoras en una política de tierra quemada que con frecuencia conduce a una crisis sistémica irreversible. 
Cuando enfermamos, debemos buscar los orígenes de nuestro mal, eliminarlos y cuidar el cuerpo y la mente para que sus defensas vuelvan a repoblar los bosques devastados y las aguas envenenadas, hay que reforzar el sistema con una alimentación adecuada, dando al organismo los medios y el tiempo necesario para autoafirmarse, solo así recuperaremos la salud perdida, contemplar la enfermedad como una guerra a muerte es el método más seguro para acabar vencidos y desarmados, atacar la enfermedad a base da cañonazos químicos es ir de victoria en victoria hasta la derrota final.
JUANMAROMO

No hay comentarios: