Llega un momento en que te detienes, tomas respiro y miras a tu alrededor, has estado tan atareado persiguiendo una meta que no te has dado cuenta de que te has quedado solo y ni siquiera sabes en donde te encuentras.
No reconoces el paisaje, ni el camino, y ni recuerdas cual era esa meta, en algún punto te equivocaste y tomaste un sendero sin retorno. Tus compañeros de viaje se han perdido, unos cedieron al cansancio, otros se hundieron en la noche, y aquella mano que soltaste, ya nos has podido volver a estrecharla, entonces te das cuenta de que has fracasado, que estas solo ante un paisaje que no es tu paisaje y que en tus oídos tan solo resuenan los aullidos del viento. Lo que empezó siendo una vereda, ahora es un erial angosto rodeado de precipicios y la niebla hierve hasta abrasarte los ojos, buscas esa mano y solo alcanzas zarza y pedregales, gritas lloras y maldices pero hasta el eco se ríe de tus súplicas, lo has tirado todo por la borda y ahora, tan solo eres un lastre de ti mismo.
JUANMAROMO
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