El canario se consideraba un privilegiado en su jaula dorada. Cada mañana jilgueros y calandrias venian a mendigarle unos granos de alpiste o unos pellizcos de azucar de pilón. El no tenia que pelear migajas por los parques ni construir trabajosamente un incomodo nido era feliz contemplando los cielos a través de sus barrotes.
Un dia amaneció frio y nublado y vió como una nuve de pàjaros levantaban el vuelo y se perdian en el horizonte. Unas manos asieron su jaula y la encerrron entre cuatro paredes heladamente calidas. Ya nadie vino a despertar sus mañanas ni alegrarle el dia con sus cantos. Entonces comprendió que se puede vivir sin un plato en la mesa sin un capricho en la casa pero que no se puede vivir sin amigos sin amor y sin libertad.
JUANMAROMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario