El fanático piensa sin razonar, discute sin escuchar, niega sin discernir y afirma sin comprobar. El fanático tiene las zonas del cerebro que controlan sus fobias totalmente bloqueadas y es imposible hacerle cambiar de opinión. El fanatismo aliado con la paranoia ha engendrado monstruos tan peligrosos con Hitler o Stalin, pero sin llegar a estos extremos, no tenemos más que escuchar a algunos contertulios o leer algunos foros para comprobar que son una especie en pleno auge y que amenaza con extenderse peligrosamente. La mejor vacuna contra esta pandemia es un compendio de inteligencia, tolerancia, sabiduría y discernimiento, ingredientes que son de elaboración familiar y no se venden en botica alguna.
Juanmaromo
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