EL VIAJE DE REGRESO

Estamos de paso en este mundo, hemos venido a cumplir una misión y una vez cumplida, debemos regresar a nuestro hogar más allá de las estrellas para descansar y emprender una nueva aventura. 
El viaje de regreso puede ser de inmediato o puede demorarse durante un tiempo, cuando el trayecto se alarga, vemos pasar el paisaje lentamente, y poco a poco, las imágenes familiares se van diluyendo mientras nos adentramos en la estación término donde nos esperan todos aquellos que partieron antes.
Durante el trayecto, vamos recordando todo lo que hicimos en la estancia, las gentes con las que convivimos, los buenos y los malos momentos, pero sobre todo, hacemos un examen de conciencia, una vez liberados de nuestra carga material, nos damos cuenta de lo que hicimos bien y de lo que hicimos mal y somos plenamente conscientes de si cumplimos nuestra misión en la tierra.
En la mayoría de ocasiones, dejamos trabajos inacabados o incluso actuamos en contra de nuestros objetivos, entonces deberemos regresar a completar nuestra misión, es el purgatorio en el que estamos sumergidos los mortales.
Pero llega un momento en que nos hemos purificado, en que hemos alcanzado la perfección y entonces ya no tornaremos. A veces nos encontramos con personas de mirada limpia que irradian paz sabiduría y bondad por donde caminan, esos seres de luz están en la última etapa de su viaje y ya no regresarán, pero también nos encontramos con otros, los portadores de la sombra, almas que ya han quemado su último billete y quieren arrastrar hacia las tinieblas a todos con los que se cruzan, pueden ser seres brillantes y cautivadores, pero los descubrirás fácilmente mirándoles a los ojos o tomando sus manos, nada puede imitar la belleza de la bondad.
Cuando miro esos ojos entornados y ausentes de las almas que están en tránsito, se que están por el buen camino, que ya están alcanzando el último anden y que allí les esperan sus seres queridos. Que la paz nos acoja a todos y nos de la oportunidad de enmendar nuestros 
errores, perdonar y hacernos perdonar.

JUANMAROMO