No me gusta en absoluto la necrofilia política, las cosas se hacen y se dicen en vida, todos esos halagos de quienes le hundieron y le traicionaron, todos esos ataques, algunos sangrientos, de quienes le alabaron , me parecen carentes no ya de buen gusto si no también de ética. Quienes quieren hacer de él un dios como quienes quieren hacer de el un demonio deberían dejarle descansar en paz, Adolfo fue un hombre a quien le tocó un papel muy dificil que otros no quisieron y que él interpretó como mejor supo hacerlo, algo que no pueden decir muchos de aquellos que lo ensalzan o lo condenan.
Juanmaromo
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