La mentira es el arma más peligrosa en manos de los políticos y los plutocratas, nos engañan, nos manipulan y nos hacen creer que todo es mejor cuando en realidad es mucho peor.
Hasta los años 60, el pollo era un manjar reservado para las fiestas, solo los ricos podían costearse un capón o un pavo de vez en cuando, su coste era prohibitivo para las clases trabajadoras, pero en un determinado momento, el precio empezó a bajar rápidamente, y en pocos años, el pollo se convirtió en la carne más barata, la carne de los pobres. Los mayores se quejaban de que aquello no sabía a nada, pero poco a poco todo el mundo acabó comiendo carnaza manufacturada en factorías como si fuera un subproducto industrial.
Por aquellos años, se decía que "si un pobre come merluza, o está malo el pobre, o está mala la merluza", el precio del pescado fresco, quitando las sardinas o los arenques alcanzaba precios astronómicos y solo los ricos podían regalarse un salmón a la plancha o un besugo al horno, pero las grandes congeladoras y más tarde las piscifactorías pusieron el sucedáneo al alcance de todos.
Y lo mismo sucedió con los antiguos equipos de alta fidelidad convertidos en minicadenas pachangueras o las cámaras reflex con ópticas Zeiss, apartadas por las compactas a precio de saldo.
Yo aplaudo que el ciudadano tenga acceso a una alimentación sana, sabrosa y variada, lo que no acepto es que se nos engañe con bazofias cargadas de hormonas y antibióticos que enriquecen a las grandes corporaciones pero envenenan al consumidor, no acepto las piscifactorías donde los peces son alimentados con piensos compuestos, donde se devoran los unos a los otros y donde son inflados de antibióticos, y lo mismo sucede con las macrogranjas porcinas y bobinas
La carne, el pescado y los huevos que comemos son productos cargados de anabolizantes y saborizantes químicos y nos los venden como si fuera el maná, debemos quitarnos la venda y arrojarles esas porquerías a la cara, mientras ellos comen jamón de Guijuelo, pollo de corral y ternera de Ávila, a nosotros nos echan el pienso para que sigamos callando y engordando.
Las legumbres, las verduras, la fruta, la miel, el cordero, el cabrito, la sardina fresca, el pan de centeno, tantos y tantos alimentos que nos han hecho despreciar como "comida de pobre", son mucho más sabrosos y sanos que todo esa basura con que intentan cebarnos.
O nos rebelamos contra el estabulamiento al que nos están condenando o acabaremos todos enfermos e idiotizados, y al paso que vamos, estamos al borde del abismo.
JUANMAROMO
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