Hasta hace pocos años, Europa era la cuna de la electrónica, Philips, Grundig, Telefunken o Thompson eran las marcas de referencia en el mundo, pero algo empezó a fallar con el advenimiento de las nuevas tecnologías.
La informática se nos dio mal, ni una sola empresa europea pudo levantar cabeza ante la invasión norteamericana primero y oriental después, tan solo algunas muy especializadas ocuparon nichos de mercado, pero se quedaron en eso, en nichos.
El advenimiento de la telefonía móvil fue otra oportunidad, en un principio, marcas como Nokia, Ericsson o Alcatel, plantaron cara a Motorola o a Sony, pero la llegada de los smartphones ha supuesto la puntilla a la industria europea.
Y no solo es una cuestión de costes, ha sido un problema de investigación y adaptación a los mercados, Europa no ha sabido integrarse a las nuevas tecnologías y ya empezamos a pagar las consecuencias. La única marca que resistía, Nokia, acaba de ser comprada por Microsoft, ya no resta ni un solo anagrama europeo en el mundo de la electrónica de consumo, nos queda la industria del automóvil, el Airbus y las firmas de diseño y alta costura, Si esto no cambia, Europa se convertirá en un parque temático donde una pléyade de ancianos verán a rusos, chinos, americanos y japoneses pasearse por sus ciudades devorando comida rápida servida por sudamericanos y turcos. Alea jacta est.
JUANMAROMO
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