Los arsenales están a
rebosar, el lobby armamentístico reclama más pedidos y acucian a los políticos a buscar nuevos
mercados. Hay que buscar excusas para la guerra, y en eso los usacos son unos expertos.
Desde la voladura de El Maine a Las torturas de Gadaffi, pasando por Pearl
Harbour o Las Torres Gemelas, siempre han montado escenarios dantescos para
justificar sus invasiones, ahora le toca a Siria.
Había que buscar un pretexto y el lanzamiento de gases sobre
la población le ha venido al dedo, no esperarán la resolución de la ONU ni el
informe de los observadores, no es la verdad lo que interesa si no aprovechar la confusión para entrar a sangre y fuego, el régimen de Assad es una
dictadura, pero lleva decenios en el poder y nadie le ha pedido cuentas hasta
ahora.
El ejército Norteamericano es profesional, está compuesto
mayormente por minorías étnicas y jóvenes de bajo poder adquisitivo, al poder
tampoco le importan unos miles de víctimas en sus tropas, el populacho no tiene
derecho a la vida.
Si alguien no lo impide, bombardearan ciudades, pueblos y
cosechas, arrasarán con todo y luego sus empresas reconstruirán el país, no
importa que decenas de miles de personas mueran o pierdan sus hogares, son los
llamados "daños colaterales", la comisión que se lleva la parca por
prestarles la guadaña asesina.
Este es el mundo que hemos construido, un mundo en el que el
ser humano no cuenta, en el que la sangre vale menos que el petróleo y en el
que la dignidad es una palabra en desuso. un mundo enfermo que acabará
matándonos a todos.
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