Siempre han existido adictos, viciosos se les llamaba antes, se hablaba de adictos al juego, al alcohol, a las drogas o al tabaco. Durante milenios estas aficiones se mantuvieron estables, pero la sociedad urbanita nos trajo nuevas dependencias, como la adicción al trabajo o al sexo.
Cada día se crean nuevas tecnologías y con ellas nuevas cadenas, así hablamos de adictos a internet, a los mensajitos o al facebok, pero hoy quiero hablar de una adicción de la que nadie ha hablado hasta ahora, la adicción a la ternura.
Vivimos en una sociedad hostil, fría y agresiva en la que cada vez resulta más difícil encontrar un amigo, los compañeros de estudio son rivales, los colegas, competidores y los amores rehúyen el compromiso y tejen relaciones sin solución de continuidad saltando de cama sin apenas deshacerlas, en este tóxico entorno, hay personas que reaccionan desarrollando alergia a la soledad y al desapego y generando una necesidad enfermiza de besos abrazos y ternura.
Son seres atormentados que se pegan a la persona amada y la exprimen hasta agotarla, continuamente requieren besos, abrazos, palabras de ternura, preguntan obsesivamente si las aman y lloran y suplican cuando no consiguen su ración de besos y caricias. La necesidad es tal que llegan a abandonar el trabajo corriendo en pos de una dosis que cada vez se hace más inabarcable y no dudan en buscarla fuera del hogar cuando la necesidad se hace perentoria, bucean en las redes sociales y entablan relaciones turbulentas que la mayoría de la veces terminan en frustración y sufrimiento, son presas fáciles para los depredadores del teclado por su ingenuidad y necesidad afectiva.
Es una enfermedad desconocida para los psicólogos pero que se extiende como una mancha de aceite, de un lado están los que abdican de los sentimientos y solo buscan relaciones interesadas o convenientes, de otro, estos nuevos tiernoadictos que se arrastran por las dunas de este desierto buscando oasis que la mayoría de las veces devienen espejismos y que acaban sepultados bajo una tormenta. ¿Tan difícil es encontrar el equilibrio? ... me temo que en una sociedad desequilibrada, el único equilibrio que podemos exigirnos es el imprescindible para no caer al foso de la desesperación.
JUANMAROMO