La llamada "Fiesta nacional" es una metáfora de la vida. Nos crian adocenados en corrales mal llamados escuelas, donde se nos amansa y afeita para que saltemos manejables a la arena. Abren el chiquero y salimos disparados creyendo que nos comemos el mundo, pero al momentos recibimos los primeros capotazos, nos llevan de aquí para allá con el beneplácito del "respetable" mientras el diestro saca pecho y se lleva los aplausos. Cuando estamos lo bastante cabreados como para ser peligrosos, nos echan a los picadores, anti disturbios sin entrañas que nos clavan la puya hasta dejarnos exhaustos de fuerzas e ilusiones. Una vez humillados, salen los banderilleros con sus recortes, y nos clavan descuentos, aumentos del IVA y corrupciones varias mientras suenan los clarines en el coso, desangrados y exánimes, el matador nos prepara con cuatro capotazos. Pensiones de miseria, privatización de la sanidad y retirada de ayudas a la dependencia, babeando sangre esperamos el estoque entre las heces, los mansos esperan para arrastrar nuestro cadáver y aprovechar hasta nuestras pezuñas como en los campos de exterminio, pero de vez en cuando alguien levanta la testa y clava sus defensas en los huevos de su asesino, todo antes que permitir a esos criminales dar la vuelta al ruedo exhibiendo tu casta y tu desgracia.
Políticos, banqueros y financieros aplauden a rabiar en los graderíos, su sed de sangre está satisfecha sea del toro o sea del torero mientras la iglesia santifica la fiesta y bendice el sacrificio. Ellos se creen a salvo, pero puede que un día, la ira de los justos se desate y los entierre a todos entre los cascotes humeantes de este patíbulo apestoso en el que se nos obliga a agonizar.
JUANMAROMO
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