Los derechos fundamentales no se conquistan, son innatos a la naturaleza humana, nadie nos los da, nadie los otorga y nadie nos los puede usurpar. No agachemos la cabeza ante el verduguillo ni cuadremos las patas ante la espada, arranquemos con rabia contra nuestros verdugos y si hay que morir que sea con la mirada limpia y la sangre asesina salpicando la arena. La vida es una corrida sanguinaria en la que unos mercenarios vestidos de luces cobran para humillarnos y torturarnos mientras el público aplaude haciendo sus apuestas en los mercados de valores y aplaudiendo a rabiar cuando los picadores nos desangran, una vez acabado el espectáculo seremos arrastrados por los mansos y en el matadero nos arrancarán hasta las pezuñas. En este coso de las Españas somos capoteados, engañados y sacrificados mientras los clarines tocan el himno nazional y las rojigualdas ocultan los cielos para que si hay alguien arriba no vea la masacre, los capotes colorados mudaron en azules y las águilas en gaviotas, pero el ritual de muerte sigue siendo sagrado.
JUANMAROMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario