Desde que las ordas pparafascistas entraron en La Audiencia Nacional y lincharon a Garzón, nadie rechista en la judicatura. Este atentado es comparable al 23 F, pero esta vez se lo montaron mucho mejor. Con los jueces acojonados por los suelos, la corrupción institucional campa por sus fueros sin que nadie se atreva a plantarle cara. La justicia está secuestrada, la democracia violada, la constitución prostituida y la corona es una corona de espinas en la testa de los súbditos. En este prostíbulo en el que se ha convertido la política solo los truhanes y los rufianes llenan sus arcas con con el sudor de una población cada vez más exprimida, pero mucho cuidado, porque cuando uno ya no tiene nada que perder, ni tan siquiera el miedo, los corderos pueden volverse lobos y los gatos castrados leones furibundos. Quizás un día vuestras criadillas adornen los salones de esos palacios que convertisteis en lupanares.
JUANMAROMO
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