La angustia va agrietándose como tierra sedienta
y las primeras gotas de esperanza bendicen mi alma
he perdido la cuenta de latidos, de miedos, de suspiros
desde que tu espada acarició mi cuello.
Quizás he envejecido un milenio
quizás me he perdido en el túnel del tiempo
pero mis recuerdos se mezclan como naipes marcados
en manos de un tahúr experto y marrullero.
La carbónica nieve de tu ausencia
aun me abrasa los ojos y los labios
y el pánico de presentir tu huida
desguaza las cuadernas de mi pecho
pero tus ojos renacen a la vida
y tu mirada ya no me desencaja
y tu voz ya suena a voz de niña
y tus manos ya no sudan escarcha
He de poder arrancarme este vacío
que aun palpita y horada mi cerebro
y retomar el aliento de tu aliento
para saber que estoy vivo entre los muertos
para rasgar a zarpazos los sudarios
para escapar de este negro mausoleo.
JUANMAROMO
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