Me he quedado seco, vacio, despoblado
mi cauce es un barranco
yermo
una senda hacia el Gólgota
supremo
un herida sangrante, un vertedero.
Cargo la cruz y
arrastro mis pecados
con el alma llagada de
silencios
mientras siento morder
sobre mis sienes
la corona de espinas de
los celos.
Tengo los ojos huérfanos
de llanto
hasta las lágrimas
huyen de mi lado
solo un voraz y tenaz
remordimiento
me corroe la bóveda del
pecho
y el corazón acelera
enloquecido
intentando escapar de
sus prisiones
cabalgando el corcel de
los recuerdos
como Pegaso galopando
el cielo.
JUANMAROMO