A veces el dolor es como nieve,
se amontona en los recodos de la mente,
se congela en las cumbres afiladas
y se clava en tu pecho como daga.
A veces el dolor es una espada
que empuñas con la saña del herido
y golpeas con odio hasta las piedras
destrozando tus manos en su filo,
más la nieve y el hielo se derriten
y sus aguas inundan tus mejillas
y tus ojos se nublan temblorosos
y se funde el glaciar en tu sonrisa.
Juanmaromo
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