A principios del siglo V, la mayor potencia del mundo
conocido estaba sumida en una crisis estructural, había conquistado y sometido
a cientos de pueblos imponiéndoles unas condiciones comerciales draconianas,
había explotado sus recursos y borrado sus culturas imponiendo sus leyes y sus
costumbres, todo el imperio hablaba la misma lengua y tenía la misma religión.
Hacia decenios que la expansión había terminado, se
levantaron murallas para proteger las fronteras y las costumbres fueron relajándose.
La tasa de natalidad había caído en picado, la corrupción se cebaba en todas
las instituciones, y los ciudadanos romanos despreciaban el trabajo duro, miles
de trabajadores germanos y eslavos fueron admitidos para cubrir los puestos que
nadie quería ocupar, hasta el ejército, antaño motivo de honor y servicio para
la nobleza tuvo que ser ocupado por mercenarios a sueldo procedentes de fuera
de las fronteras del imperio. Los cesares eran puestos y depuestos por los
patricios y el senado apena tenia voz en este maremágnum. La iglesia había
extendido sus alas sobre Roma y exterminado el espíritu que había hecho de esta
ciudad la capital del mundo. Los historiadores clásicos nos hablan de
invasiones, destrucciones y saqueos, pero no hacía falta, el imperio había caído
por su propio peso, sencillamente estaba podrido....
Los Chinos son los Hunos de nuestros días, si estudiamos la
historia en profundidad vemos que estamos en el mismo estadio en el que el
imperio de Occidente se hundió en sus propias cenizas. Los países emergentes,
los "barbaros", están comprendo nuestra deuda, no hace falta que
nadie nos invada, nos estamos vendiendo palmo a palmo y hombre a hombre, dentro
de unos años solo tendrán que presentar la factura.
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