Pero lo peor de todo es cuando la mujer policía se transforma en la "superagente 69". Un tío como yo, cachas, culto y con un pico de oro, tiene multitud de admiradoras a las que se cuida muy bien de mimar y dedicar palabras cariñosas. Con algunas de ellas surge una relación especial, un sentimiento de cariño que gusta de compartir epistolarmente en forma de correos o mensajes, un juego inocente que no pretende otra cosa que hacernos la vida un poco más grata.
Pero he aquí, que en un momento determinado, algún texto ligeramente explícito es detectado por su fino olfato, inmediatamente su intuición, unida a su espíritu científico, desatará una investigación exhaustiva que se remontará al paleolítico y que establecerá lazos de causa y efecto con sucesos que se perdieron en las noche de los tiempos.
Entonces empiezan las llamadas estratégicas al trabajo y al móvil, el control férreo de los sms y de los correos. Cualquier anormalidad en los horarios es motivo de sospecha, y cuando las circunstancias lo hacen aconsejable, el susudicho es sometido a un tercer grado, e incluso a pruebas periciales ( revisión olfativa y control de fluidos entre otras).
Y total ¿para qué?. si es lo que yo digo.. ¿te quito algo de cariñito para dárselo a mis amigas? ¿qué pierdes si robo un ratito a mi trabajo para compartirlo con "las íntimas", se podría quejar mi jefe, pero como el jefe soy yo.....
Total, que tengo que desarrollar un plan estratégico y táctico pata intentar burlar el asedio, pero es algo utópico cuando la "agente", posee armas de destrucción masiva que pueden mantenerte el fin de semana amarrao en el catre.
Y yo os pido consejo, ¿debo confesar mis bellaquerías, o por el contario, continuar jugando al escondite aún sabiendo que siempre me tocará parar?
JUANMAROMO
JUANMAROMO
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