La inmigración, la violencia de género, la mendicidad, la inseguridad y hasta criminalidad, alimentan la prevención y las falsas creencias
No es extraño oír, mientras uno degusta tranquilamente un café, a algún cliente del bar lanzar frases categóricas asegurando que no hay país que soporte tanta inmigración como la que hay en España, una inmigración que, además, está provocando el debilitamiento del Estado de bienestar por el uso excesivo de los servicios sociales. Y tampoco sería extraño que arremetiera contra la ley de Violencia de Género, por facilitar a la mujer el instrumento que le faltaba para machacar al hombre al dotarlas de la posibilidad de denunciar falsamente al compañero, o que justifique que un empresario no quiera contratar a mujeres, porque estas faltan mucho más al trabajo que los hombres... Sin embargo, ninguna de estas aseveraciones se justifica con los datos en la mano. Y sin embargo, circulan por ahí de boca en boca alimentando los prejuicios contra una parte de la ciudadanía.
"No es una cuestión de datos, es sencillamente, que mucha gente prefiere no saber cuál es la realidad sobre algo para poder mantener ese razonamiento. Es lo que llamamos ignorancia activa, no querer conocer un hecho para evitar cambiar. El conocimiento obliga a modificar los hábitos, exige siempre un cambio", explica el doctor en Sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona, Josep Espluga, quien reconoce que la crisis ayuda a que estos mensajes se difundan con mayor agilidad, ante la necesidad de algunos de buscar responsables. Aunque niega que el número de adeptos a estas falsedades vaya en aumento. "No, lo que ocurre es que hay más espacios en los que se oyen".
Espluga sostiene que, en muchas ocasiones, la gente que extiende los prejuicios contra otros desconoce los datos reales que invalidan su razonamiento de manera "voluntaria". "Si tú sabes que los inmigrantes van menos a la consulta del médico, es decir, no tienen la culpa de que la visita se retrase, tus argumentos responsabilizándoles de lo mal que va la sanidad se desmoronan, lo que te obliga a adaptarte a la situación y entender que quizá los que entraron antes que tú precisaron de más tiempo por una cuestión grave. Por eso, hay algunas personas que prefieren seguir creyendo en falsedades que, además, difunden a los cuatro vientos. El miedo está detrás de estas actuaciones".
Y el miedo y el inmovilismo en tiempos de crisis son factores que frenan las iniciativas e "impiden convertir las dificultades en oportunidades" como señala en un blog Antoni Garrell, ingeniero industrial especializado en gestión e innovación.
Según el sociólogo Marc Grau, para quien la difusión de máximas fabricadas con datos falsos se explican en la mayoría de los casos por el miedo, "en la sociedad actual se producen muchos cambios, y eso provoca inseguridad. El cambio suscita miedo y buscas un responsable". Más aún, si encima la sociedad se ve sumida en la crisis. Y pone el ejemplo de los prejuicios contra los inmigrantes que normalmente parten de personas con escasa cualificación y que ven peligrar su puesto de trabajo. No sólo se les responsabiliza del aumento del paro sino también de la reducción de la economía sumergida, cuando en realidad esta ha crecido con la crisis. Estos miedos les llevan a asegurar que los extranjeros "ocupan" las calles (el número de personas sin hogar no ha crecido, según las oenegés que les atienden), mientras colapsan los servicios sanitarios (diversos estudios aseguran que acuden menos a la consulta y se realizan menos pruebas médicas, entre otras cosas por su juventud).
O los que se sienten amenaza-dos por los avances de la mujer al considerar que eso merma sus derechos, por lo que arremeten contra ella tergiversando los datos, como que más del 30% de las denuncias por maltrato son falsas. De nada sirve que el Consejo General del Poder Judicial realizara un minucioso estudio en el que sólo detectó en el primer semestre del 2010 tres sentencias relativas a denuncias falsas de un total de 23.762 fallos dictados en las audiencias provinciales.
¿Qué hacer para contrarrestar estas creencias falsas? El sociólogo Josep Espluga cree que los medios de comunicación deben esforzarse en difundir datos objetivos, porque estos servirán de referencia para modificar la argumentación del otro. Algo que en pocas ocasiones se produce, matiza Grau, mientras recuerda la máxima de Descartes de que todo el mundo cree estar en posesión de la verdad. "Pero la información veraz debe ser la referencia", insiste Espluga.
Como explicaba la semana pasada en Barcelona David Altheide, profesor de la Universidad Estatal de Arizona, la propia dinámica de los medios - empresas que buscan su rentabilidad-dificulta que la información llegue de manera adecuada. Altheide, que lleva 30 años estudiando la difusión de noticias sobre delincuencia, alertó que la mayor presencia de estas en los medios - sobre todo en TV-crea la percepción de que la inseguridad crece, aunque realmente ha disminuido. La tasa de criminalidad en España fue en el 2010 de 45,1 delitos y faltas por mil habitantes y es una de las más bajas de Europa.
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