"Nunca tantos debieron tanto a tan pocos". Esta frase Acuñada por Churchill cobra en estos días la magnitud de una epopeya. Cincuenta hombres están quemando sus vidas para salvar la de miles de personas, cincuenta hombres luchan contra la desesperación y el infortunio en medio del infierno. Estos Kamikaze, son los que me devuelven la fe en el ser humano, personas capaces de entregarlo todo por el bien de su pueblo, y en este caso, por el bien de la humanidad. No buscan medallas, ni ascensos, son conscientes que de ellos depende la suerte de su país y no dudan en mantenerse en su puesto aunque ello les suponga la enfermedad o la muerte.
El heroísmo de estos hombres es de un enorme valor simbólico, no se juegan la vida en un momento de locura o desesperación, lo hacen en plena lucidez y sabiendo que quizás las secuelas de sus actos les acompañen durante el resto de su vida.
Cuando veo a los especuladores enriqueciéndose con la ruina , maquinando en la bolsa a costa de un pueblo que sufre la peor de sus tragedias mientras la población da un ejemplo de civismo y solidaridad, no puedo por menos que vomitar mi asco por todos ellos.
Los auténticos héroes no son los que mueren matando si no los que salvan vidas aun a riesgo de la suya. Cuando termine esta pesadilla, la humanidad tendría que levantar un monumento a este puñado de hombres que pasarán a la historia como un ejemplo de lo que debería ser nuestra sociedad y nuestro mundo.
Ruego a quien pueda escucharme, que les proteja y les guie el resto de sus vidas, mi corazón, mi admiración y mi agradecimiento siempre estarán con ellos.
JUANMAROMO
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