martes, 8 de febrero de 2011

HOMBRE



Hombre, arado que levanta mi corteza
agua que sacia la sed de mis raíces
torrente desbravado que me arrastra
sol que me abrasa, luz que me ilumina.

Hombre, firme y tierno, ardiente y refrescante
sonrisa franca que endulza la mentira,
embustero, procaz, enredador, sincero
soplo de brisa barriendo la calima.

Hombre, huracán, terremoto, galerna
volcán de vida que vierte en mí su lava
y transforma mis plácidas colinas
en cumbres procelosas y enceladas.

Hombre frutal que se funde en mi boca
que me inunda con la miel de sus aromas,
brazos de acero y muslos de alabastro
que me cercan, me sitian y me asaltan

Hombre fugaz que se convierte en niño
en el cálido asilo de mis pechos
que retorna a mi vientre derrotado
y en él deja la espada y la armadura

Hombre inmortal que en mi sexo renace
como lázaro, en cada madrugada
que me teme, me engaña y me posee
pero sin mi se pierde y se desgrana.

SHEMIRRAMIS

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