Las otras ciudades aspirantes a acoger el congreso son París, Milán y Munich, la principal competidora
“Barcelona es la sede ideal –dicen los suecos Tania Andríc y Micael Byhcin, dos habituales de la cita–. La experiencia es un grado y aquí todo funciona a la perfección. Y además es grato. No todo tiene que reducirse a reuniones interminables y duras negociaciones. El sol, la comida, los barceloneses, pasear unos pocos minutos entre edificios modernistas..., la suma hace de estos días algo especial”. La única referencia sobre el futuro del salón está ubicada en la parte superior del exterior del pabellón 8. Un pequeño anuncio recuerda que el porvenir se decide en junio, un futuro que se presume más atractivo que su presente: la idea es hacer de la ciudad elegida la capital de la tecnología móvil todo el año.
Pero, a pesar de que parece que el asunto pasa de puntillas entre los stands de tablets y aplicaciones, la cuestión está muy presente entre todos los visitantes y expositores. Barcelona es la favorita. Y Munich probablemente la rival más poderosa, una candidatura más fuerte que Barcelona en lo que se refiere a la conectividad internacional, pero inferior a la de París. Barcelona aún depende demasiado de Madrid. “Un gran aeropuerto es imprescindible para fortalecer el aspecto comercial del salón, para hacer negocios con personas de todo el mundo –dice Wengi Song, procedente de Viena–. Por eso yo prefiero Munich, aunque reconozco que, salvo por el tráfico, Barcelona me está gustando”.
“El aspecto que mejorar es el aeropuerto –dice el surcoreano Byeong-Hoon Yeo–. Tardamos más de veinte horas en llegar y tuvimos que hacer una escala. Apesar de ello merece la pena. Barcelona es una ciudad muy cómoda. Venimos todos los días en metro en un momento. Los recintos de las otras candidatas no son tan céntricos. Y además hemos visto la Sagrada Família”. “Es que Barcelona es una gran ciudad”, apunta Sanjw Sham, procedente de Boston, quien ha asistido a todas las ediciones celebradas aquí. “Barcelona aporta la experiencia. Lleva celebrando el congresomuchos años, y funciona”, continúa. “Y está el clima, que no hace daño”, bromea Greg Gladman, de San Francisco.
“Además se han superado los problemas del pasado”, añade en referencia al precio de los hoteles o la falta de seguridad. Y es que Barcelona, como ciudad, se impone. “Espero no haya un cambio por el hecho de hacer un cambio. No tendría sentido empezar de nuevo si se sabe que aquí funciona bien”. “Sí, sí..., yo prefiero Barcelona. Es un motor económico –dice Raúl Iglesias, quien acude al congreso por primera vez–. Pero será una disputa complicada. Hay un lobby de empresas francesas muy importante que puede hacer presión”.
“Es esencial que este congreso siga en Barcelona –dice Marina Mas–. Por la ciudad, por Catalunya, por España, por el sector de las telecomunicaciones. Gracias a este salón tenemos visibilidad. Hay que ir todos a una. No sólo los que nos dedicamos a la telefonía móvil, también los hoteleros, los taxistas… Y creo que las cosas se están haciendo cada vez mejor”. “Me quedo con Bombay”, tercia un visitante indio, haciendo una aportación al margen de las ciudades seleccionadas.
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