Jesús Mosterín, profesor de investigación del CSIC y defensor de los toros
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
Foto: XAVIER GÓMEZ
La nación es noción
La nación para Mosterín no es más que una noción; un artilugio mental: como Dios, las religiones organizadas o los partidos políticos. Por eso, no hay razón alguna para recortar las libertades individuales de lengua, religión, costumbres o viajes en nombre de esas entidades ¿estadísticas hipostasiadas¿. Escucho a Mosterín defender con razones la libertad de las personas, que no debería tener más límite que el respeto a la de los demás, pero también barrunto que ¿falsas o no¿ esas ¿entidades estadísticas hipostasiadas¿ siguen siendo útiles a la mayoría de los mortales, que sin cuestionárselas pueden ir tirando con ellas hasta la tumba. O al menos, hasta que se les den o encuentren otras....
Aquellos niños sacaban los ojos y destripaban a otros seres humanos durante días ante la orgullosa mirada de sus progenitores...
¿Por qué hoy ya no torturamos aquí de forma tan alegre a otro ser humano?
Eso se pregunta Darwin. Y la respuesta es por la empatía: la compasión.
¿Lo que nos hace personas es que podemos 'con-padecer' a otras personas?
Sí, y existe un fundamento fisiológico para explicar esa capacidad de compasión, que se basa en unas neuronas, las neuronas espejo, descubiertas por Rizzolatti.
Pero sólo se disparan con humanos.
Nuestras neuronas espejo se disparan cuando vemos a otras criaturas realizar una acción parecida a la nuestra.
Compadecemos a nuestros semejantes.
Darwin describe cómo, en principio, sólo sentíamos compasión por los más próximos, los de nuestra familia; pero después compadecimos también a los del clan; y después fuimos extendiendo nuestra empatía a los de misma tribu; pueblo, nación, raza...
Supongo que eso es progreso moral.
Darwin, que se opuso a la esclavitud de los negros, lo llama el “círculo en expansión de la compasión”, y se pregunta dónde está su límite. Y responde que ese círculo compasivo “se irá extendiendo hasta que abarque a todas las criaturas capaces de sufrir”.
¿Entre ellos los toros?
Sí. Por eso intentamos evitar sufrimiento innecesario a otros seres vivos como los toros.
¿Al prohibir las corridas no nos privan de la posibilidad de decidir no ir a verlas?
Veo que se apunta usted al “prohibido prohibir” libertario, pero la libertad sólo se da entre seres humanos adultos que interactúan voluntariamente y no incluye el derecho a hacer sufrir innecesariamente a otro ser vivo, como un toro, un prisionero o cualquiera que esté bajo nuestro dominio.
¿Por qué no prohibir entonces el foie de torturadas ocas, o las granjas donde gallinas y cerdos sufren lo indecible, o...?
Hay que prohibirlo también. Una cosa es que los animales sean nuestros esclavos y nos los comamos para sobrevivir, y otra es torturarlos innecesariamente. Podemos obtener, por ejemplo, huevos sin torturar gallinas: ¿mira usted los números de los huevos?
¿...?
Si se fija en la cáscara de los huevos antes de comprarlos, verá que tienen unos numeritos impresos del 0 al 5 según el grado de crueldad al que hayan sido sometidas en la granja las gallinas. Yo recomiendo comer sólo huevos que tengan el 0 o el 1.
Pero la tauromaquia y la caza deportiva crean tanta riqueza y empleos...
También actividades delictivas como la mafia o el narco crean muchos puestos de trabajo y no por ello son deseables.
Sin corridas, desaparecerá la noble casta hispana del toro bravo...
Para evitarlo, propongo convertir las dehesas ganaderas en parques naturales, donde los toros vivan en libertad y podamos contemplarlos en su medio.
Los animales también nos han devorado cuando han necesitado alimentarse.
Es muy raro que un predador devore a un humano, pero en cambio se hallan a menudo en excavaciones restos de humanos devorados por otros humanos: caníbales. Los predadores tienen presas específicas, y el ser humano no es presa específica de ningún predador conocido.
Parece usted franciscano.
Ni siquiera soy cristiano. Y tampoco lo era Jesucristo, un santón judío al que san Pablo convirtió en Mesías e incluso en Dios.
...
Después, el emperador Constantino zanjó la discusión sobre la Santísima Trinidad y la divinidad de Cristo, en el concilio de Nicea.
¿Cómo?
Arrio la cuestionaba y Constantino pidió consejo a Osio de Córdoba, quien respaldó la postura de Atanasio de Alejandría, creador del misterio de la Santísima Trinidad, que, desde ese concilio, es dogma de fe.
No tiene usted muchos dogmas.
Ni religión establecida, pero experimento una sensación de comunión con el universo entero y en especial con los seres vivos.
¿La bondad es la naturaleza?
La naturaleza produce cosas viables pero no óptimas: es perfectible.
Sólo hay que ver las muelas del juicio.
O cómo una camiseta de fibra transpira mejor que la de algodón natural. Por eso, no veo lejano el día en que sustituyamos la imperfecta alimentación natural por otra sintética más adecuada a nuestras necesidades.
¿Qué es la vida, profesor?
De momento, nos falta perspectiva para definirla. No la tendremos hasta que podamos estudiarla en otros rincones de la galaxia, si la hay. Por eso, nuestra biología hoy es más ciencia provinciana de la vida en la Tierra que ciencia universal de la vida en general.
Eso suena a 'Star-Treck'.
Yo no me he apeado nunca de la razón. Si escribo de toros o cristianismo no es por interés personal –ahora me interesa más la cosmología–, sino por servir la función subsidiaria del intelectual: explicar aquello que la gente quiere saber.
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