Rosa Cullell Periodista
Estamos en el 2040. Se acabó. Somos muchos. La tercera parte de los españoles tenemos más de 65 años, una cifra que dobla la de aquel estrepitoso 2010, cuando las calles se llenaban de protestas. Somos 15 millones de pensionistas en una sociedad envejecida, donde los trabajadores y las empresas que los emplean no cotizan suficiente para cubrir nuestras jubilaciones. Ayer, el Pacto de Toledo acordó disolverse. La Seguridad Social es incapaz de pagar las pensiones.
Los más viejos nos acordamos del nacimiento del Pacto de Toledo, un 6 de abril de 1995 en el Congreso, para «analizar los problemas estructurales de la SS y plantear las necesarias reformas que deberán acometerse». Se salía de una recesión, tras los Juegos Olímpicos de Barcelona, que había provocado la caída de la actividad económica y, en consecuencia, mayores necesidades de dinero para el desempleo. «La problemática que amenaza la financiación de la Seguridad Social se agravará año a año», decían aquellos diputados de finales del siglo XX. Era urgente impedir su quiebra.
Las sucesivas administraciones fueron colocando parches para ir tirando. Nadie le ponía el cascabel al gato. Llegó el cambio de milenio y la década del ladrillo de oro. Con el bolsillo lleno, los gobiernos se olvidaron de la desagradable tarea de prevenir. En el 2010, un Ejecutivo socialista ahogado por la crisis, presionado por la deuda y los mercados internacionales, se veía obligado a tomar medidas impopulares: despido barato, cálculo de pensiones más largo, retraso de la jubilación... Con cada una, los sindicatos convocaban huelgas y la oposición se frotaba las manos ante la inminente caída del Gobierno.
Durante el mensaje navideño del 2040 y frente al fuego de la chimenea, el presidente español acaba de anunciar que la Seguridad Social ha quebrado. El último que cobre, que apague la luz.
No se alarmen. Es ciencia ficción. Nuestros políticos, sindicatos y empresas trabajarán desde hoy por el acuerdo. Tomarán medidas para que en las próximas décadas cobremos la pensión por la que estamos cotizando. Feliz Navidad.
Estamos en el 2040. Se acabó. Somos muchos. La tercera parte de los españoles tenemos más de 65 años, una cifra que dobla la de aquel estrepitoso 2010, cuando las calles se llenaban de protestas. Somos 15 millones de pensionistas en una sociedad envejecida, donde los trabajadores y las empresas que los emplean no cotizan suficiente para cubrir nuestras jubilaciones. Ayer, el Pacto de Toledo acordó disolverse. La Seguridad Social es incapaz de pagar las pensiones.
Los más viejos nos acordamos del nacimiento del Pacto de Toledo, un 6 de abril de 1995 en el Congreso, para «analizar los problemas estructurales de la SS y plantear las necesarias reformas que deberán acometerse». Se salía de una recesión, tras los Juegos Olímpicos de Barcelona, que había provocado la caída de la actividad económica y, en consecuencia, mayores necesidades de dinero para el desempleo. «La problemática que amenaza la financiación de la Seguridad Social se agravará año a año», decían aquellos diputados de finales del siglo XX. Era urgente impedir su quiebra.
Las sucesivas administraciones fueron colocando parches para ir tirando. Nadie le ponía el cascabel al gato. Llegó el cambio de milenio y la década del ladrillo de oro. Con el bolsillo lleno, los gobiernos se olvidaron de la desagradable tarea de prevenir. En el 2010, un Ejecutivo socialista ahogado por la crisis, presionado por la deuda y los mercados internacionales, se veía obligado a tomar medidas impopulares: despido barato, cálculo de pensiones más largo, retraso de la jubilación... Con cada una, los sindicatos convocaban huelgas y la oposición se frotaba las manos ante la inminente caída del Gobierno.
Durante el mensaje navideño del 2040 y frente al fuego de la chimenea, el presidente español acaba de anunciar que la Seguridad Social ha quebrado. El último que cobre, que apague la luz.
No se alarmen. Es ciencia ficción. Nuestros políticos, sindicatos y empresas trabajarán desde hoy por el acuerdo. Tomarán medidas para que en las próximas décadas cobremos la pensión por la que estamos cotizando. Feliz Navidad.
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