Pero hay que saber esperar, a veces hay que saber esperar toda la vida para llegar hasta un amanecer igual a éste. Hay que tener paciencia hasta que cada cosa respira de un modo acompasado, y crecen caricias a tu paso, y hay un momento extraño en el ambiente que sabe a hojas caídas, donde todo se encuentra en equilibrio, y así se pasa el tiempo.
La vida continúa esta mañana, y eso es gracias a ti, y yo te digo, mujer de labios transparentes, que eres como este amanecer de otoño en un bosque en silencio, y tienes el poder de transformarlo todo con tus gestos. Tú llevas el destino de mi vida, eres el corazón de este maravilloso sol que me ilumina a ratos. El espacio final donde todo se hace real, concreto, material.
Pero hace falta ser valiente para acercarse a este hogar tuyo que nunca tiene un nombre, seguirte por caminos, atravesar los prados, perderse en medio de la nieve en las alturas, y algunas veces, también hay que desafiar al mundo, luchar y comprender que esta lucha durará siempre, saber leer el rastro leve de tus pasos, perderle el miedo al frío y a la altura, para llegar a lo mejor de ti. Llegar al corazón de todo lo que eres.
Ahora lo comprendo: lo eterno duerme en ti, justo en tu centro.
Angel Pasos.
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