Se comporta como un fagocito gigante, se acerca sigilosamente a su presa, la envuelve con su citoplasma y la absorbe o la encierra en cápsulas internas para ser digerida posteriormente. Para ello toma el aspecto de su víctima, deja que se confié y cuando está a su alcance, se lanza sobre ella y la devora. Así actúa el capitalismo salvaje para eliminar todo aquello que se interpone en su dominio del mundo.
Utiliza el sistema democrático allí donde existe como medio de contagio, primero se encarga de generar enfermedades (crisis) para debilitar el sistema inmunológico del organismo que pretende atacar, infecta las células más jóvenes del tejido con venenos como la telebasura y el consumismo, privándoles de sus capacidad crítica y de su resistencia ante los ataques, la pérdida de valores las hace aun más vulnerables.
Los núcleos socialdemócratas o de izquierda son acusados por los medios de comunicación bajo su control de ser los culpables de la crisis, y dosifican la información de tal manera que van convenciendo a la población de que la corrupción es algo tolerable y que se puede seguir confiando en un partido con la mitad de sus dirigente imputados en casos de cohecho escándalos y sobornos. Como desde el principio han infectado los centros de defensa del sistema, controlando el poder judicial el tribunal supremo y el constitucional, no hay miedo de que sean condenados, estos organismos se encargan de eliminar a todos aquellos que intenten hacer justicia y de esta manera mantener la infección.
Infiltrados en los medios de decisión, la ONU, B.C.E., F.M.I. y con todos los organismos internacionales bajos su control el asalto es inminente.
Los defensores del estado de derecho se baten en retirada, la privatización de las funciones vitales del organismo social está en marcha y pronto se hará irreversible, los opositores son fagocitados y execrados, mientras los derechos de las clases trabajadoras son borrados del código genético y sus representante, sindicatos y partidos de izquierda, apartados del sistema a la espera de ser eliminados.
Con los centros de enseñanza y sanidad pública transformados en guetos, las pensiones en entredicho y lo servicios sociales bajo mínimos, las células sanas migran hacia la oferta privada que enriquecen sus arcas y sirven para seguir financiando el ataque.
El cuerpo social ya está bajo su dominio, ahora solo les queda aplicar sus recetas para evitar la necrosis, y seguir alimentándose impunemente del organismo parasitándolo y evitando cualquier tipo de reacción defensiva.
El estado de bienestar ha muerto y ha sido sustituido por un estado de alerta controlado, con un enemigo común, El Islam y Al Caeda, para unirnos y justificar nuevos ataques y agresiones.
La izquierda mundial está enrocada y en jaque, esperemos que el capitalismo salvaje no le acabe dando el mate, porque entonces, tres siglos de lucha de sangre y de ilusiones no habrán servido para nada. Malthus ha resucitado y es quien mueve las fichas.
JUANMAROMO
JUANMAROMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario