El capitalismo salvaje que tras la caída del comunismo tomó el gobierno del mundo ha conseguido en dos décadas que las teorías de Malthus dejaran de ser una pesadilla para convertirse en un realidad terrorífica.
Mientras millones de personas mueren en África por falta de agua, alimentos e higiene, otros fallecen en los países desarrollados envenenados por pesticidas, abonos químicos y conservantes que se introducen en la cadena alimentaria, desencadenando enfermedades desconocidas hasta ahora. La utilización de semillas transgénicas monopolizadas por Monsanto o Novartis y patentadas con la complicidad del gobierno Bush, está desencadenando una marea negra cuyos efectos no han hecho más que empezar.
Si a ello agregamos la utilización de compuestos contaminantes y venenosos en casi todos los productos de limpieza que se utilizan en el hogar, la alimentación estabularía del ganado aviar y bobino o las piscifactorías que engordan a los peces con piensos compuestos, el panorama sanitario empieza a ponerse realmente sombrío.
Pero eso no es todo, en los últimos años, la proliferación de la telefonía móvil, la wifi, los microondas, GPS y las líneas de muy alta tensión están ionizando el ambiente de tal manera que nuestras células acaban degenerando y convirtiéndose en mutantes, si a ello añadimos la eliminación de la capa de ozono, y las secuelas de la explosión de Chernovil que todavía permanecen activas, el panoramas no puede ser más desalentador.
Nunca hasta ahora el cáncer se había convertido en una pandemia, una de cada tres personas, sufrirá cáncer o leucemia en los próximos diez años, la mayoría jóvenes entre los veinticinco y cincuenta años y muchos de ellos morirán irremediablemente.
El ser humano ha dejado de existir, ahora somos usuarios, productores, consumidores o clientes, los valores éticos o morales han sido barridos por el ansia del dinero. El arte y la cultura son un medio para enriquecerse y si no, no interesan, el consumismo es el nuevo opio del pueblo y la noche de "El Gran Hermano" está cada vez más cercana.
Espero que esta crisis sea el comienzo de un revulsivo que nos lleve a cambiar el sistema, no podemos depender de un modelo económico basado en el crecimiento perpetuo, ningún organismo, ningún sistema crece indefinidamente a no ser que esté enfermo y condenado a muerte.
Estamos destruyendo la biodiversidad y con ello poniendo en peligro nuestra supervivencia como especie, los dinosaurios fueron los dueños de la tierra durante milenios, pero desaparecieron de un día para otro. Espero que sepamos rectificar a tiempo, aunque a decir verdad, la cuenta atrás ya ha comenzado.
JUANMAROMO
http://www.biotech.bioetica.org/i6.htm
Te doy la razón meniño en muchas cosas.
ResponderEliminarPero no seamos fatalistas y comencemos por nosotros mismos a cambiarlo.
Un biquiño y limpiaré la nariz con la manga de mi camisa, que lavaré con jabón hecho en casa con grasa... :)