martes, 22 de junio de 2010

ME GUSTAN LOS CATALANES

Me gustan los catalanes porque a lo largo de su historia acogieron e integraron a íberos, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, judíos, árabes y toda clase de charnegos y sudacas, sin conocer los problemas que afectan ahora a Francia; es un ejemplo.

Me gustan los catalanes porque ya el 7 de abril de 1249 el rey Jaime I nombró a cuatro prohombres de Barcelona (los paers) para dirimir los conflictos de la ciudad sin violencias ni reyertas. Esos hombres sabios, que pasaron a cien en 1265 (el Consell de Cent), iniciaron el sistema del gobierno municipal de Barcelona. Gracias a ellos reinó allí la concordia, y antes de empuñar las armas refirieron siempre emplear la razón.

Me gustan los catalanes porque en toda su historia no han ganado ni una sola guerra, y encima les da por conmemorar como fiesta nacional una de las batallas que perdieron en 1714 a manos de las tropas de Felipe V de Borbón.

Cataluña había dejado de ser una nación soberana. Desde entonces, cada 11 de septiembre muchos catalanes y catalanas, como hay que decir ahora, se manifiestan para reclamar sus libertades.

Me gustan las catalanas porque una de ellas, joven y bien plantada por cierto, no vaciló en pegarse a mi espalda durante cuatro días en el asiento trasero de una Vespa cuando recorrí la península en pos de Prisciliano.

Me gustan los catalanes porque tienen de emblema un burro tenaz, trabajador y reflexivo, muy alejado del toro ibérico cuyas bravas y ciegas embestidas lo abocan a la muerte. Estos animales son de una raza registrada, protegida, y prolíferos sementales. Al igual que el cava, se exportan a numerosos países para mejorar la especie autóctona, como a Estados Unidos, donde crearon el Kentucky-catalan donkey. Y allí no piensan, ni mucho menos, en boicotearlos.

Cierto es que en el carácter catalán confluyen las virtudes del asno. Pero los rasgos diferenciales no se limitan a los de este cuadrúpedo. La población catalana se define por una doble característica: el seny y la rauxa . El seny implica sabiduría, juicio mesurado y sentido común.. Tenía seny aquel catalán que iba en un compartimiento de un tren al lado de la ventanilla. Tiritaban de frío y los otros pasajeros le pidieron que la subiera: «Es igual», contestó a varias solicitudes, hasta que un mesetero se levantó furioso y alzó la ventanilla... ¡cuyo cristal estaba roto! «Es igual», volvió a repetir el buen hombre con toda su santa cachaza. Al seny le responde la rauxa, asimilable a la ocurrencia caprichosa, la boutade (frase ingeniosa y absurda). Cuando de joven el surrealista Dalí iba en el metro y veía a un cura con sotana, le decía: «Siéntese, señora».

La alianza de estas dos facetas en un solo individuo forma el carácter catalán, que se comunica, se comparte y se aprecia. El otro día al regresar a París en avión desde Barcelona quise ayudarle a un pasajero, dada la exigüidad del espacio, a ponerse el abrigo: «No, por favor, no se moleste, que bastante trabajo me cuesta a mí sólo»

Me gusta Cataluña porque allí, según Arcadi Espada, don Quijote recobró la razón, sin duda contagiado por el seny. Me hubiera dado mucha pena que el Ingenioso Caballero muriera loco. Me gusta Cataluña en fin y sobre todo porque uno de mis hijos eligió su capital para vivir en ella por ser una ciudad abierta, tolerante y discreta.

*Firmado: *Ramón Chao, músico, escritor y periodista, Caballero de las Artes y las letras por el Gobierno Francés. Y padre del cantante Manu Chao.

3 comentarios:

AOG dijo...

Me gustó mucho este post. A mi también me gustan los catalanes.

Sin embargo, discrepo mucho con él. Quizá porque tanto hay en ellos que me gusta como lo hay que me disgusta (aunque quizá no son los catalanes, sino la clase política catalana).

Por ejemplo, me parece curioso que pidan libertades cada 11 de septiembre dentro de un país en el que nadie ha tenido más libertad hasta el momento que la que gozamos (o sufrimos o aguantamos) ahora mismo. Me parece curioso que teniendo la libertad que nos otorga la Constitución de 1978 pidan las libertades que nadie tenía en ningún punto de la península en el siglo XVIII.

Y si me permite un apunte, los catalanes han ganado y han perdido guerras como todos los pueblos de Europa. Si aún hoy se habla catalán en algunos puntos del norte de Cerdeña no es porque los habitantes eran mudos antes de pertenecer a Cataluña, cuyas propiedades de ultramar pasaron a la corona de Aragón al unirse ambas entidades políticas. Esas tierras de allende los mares no les cayeron del cielo y no se unieron porque sí.

Repito, aunque no lo parezca, también me gusta mucho Cataluña, con todo lo bueno, y todo lo malo.

Un saludo

victoria eugenia dijo...

Me parece divertido todo el post de los catalanes. Yo soy catalana pero vivo en torremolinos, pero leo todo lo que se escribe de mi tierra que no siempre es bueno.Los catalanes somos como todo el mundo, buenos y malos, tontos y listos...Lo malo son las etiquetas, como la de que los andaluces son vagos y no lo son. Ya sabes unos tienen la fama y otros...

Anónimo dijo...

Como catalán que soy, me pusiste "la gallina de piel" como decimos aquí. Espero que no nos etiquetemos mas los unos a los otros, y vivamos en paz todos los pueblos. Un saludo y gracias por el post.