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lunes, 15 de marzo de 2010

¿QUE PENSARÁN DE NOSOTROS LOS ARTISTAS DEL FUTURO?



Hace unas semanas estuve en el Museo del Louvre. En realidad sólo pude estar tres horas así que, como comprenderán, me dejé muchísimas cosas por ver. Pero si algo me llevo de aquella visita es que a lo largo de los siglos el hombre ha sido capaz de crear obras de arte maravillosas, obras en cuya creación se han invertido días, meses e incluso años.
Vi allí lienzos de varios metros cuadrados (Las bodas de Caná, de Veronese), cuadros que fácilmente podrían confundirse con una fotografía; vi también grandes esculturas talladas sobre piedra, obras de artesanos que, sin duda, invirtieron semanas en crear el simple pliegue de una túnica; vi también figuras de épocas tan lejanas como la egipcia con un grado de detalle que ya quisieran algunos contemporáneos…
Pero la sorpresa vino cuando, de pronto, entré en la sala denominada Salon Carré y me encontré con esa placa negra que ustedes ven en la foto. Supuse que algún cuadro se había desprendido y que esas rayas blancas eran restos de pegamento.
Así que me acerqué al pequeño cartel que ven ustedes en la parte inferior derecha para averiguar qué me estaba perdiendo… y casi me da un pasmo. Resulta que aquello no era el fondo de un lienzo despegado sino que era el cuadro. Les resumo lo que ponía en el cartel:
Pierre Soulages en el Louvre.
“He elegido el Salon Carré porque reúne cuadros que representan un gran momento de la evolución de la pintura occidental.
He elegido este lugar de la pared porque buscaba un sitio frente a las ventanas para el cuadro seleccionado, ya que reúne dos luces distintas. El cuadro está dividido en dos partes: una que utiliza la luz procedente del contraste entre el negro y el blanco, y la otra, que utiliza la luz procedente de su reflexión por el negro, lo que yo llamo outrenoir (más allá del negro).

Además se encuentra al lado de “La Batalla de San Romano” de Paolo Uccello. He aceptado esta proximidad porque creo que no hay confrontación posible entre este cuadro y el mío. Son dos obras tan alejadas que no llegan a encontrarse. Con la Bataille de San Romano tenemos un cuadro que no remite a otra cosa de lo que es: un acontecimiento particular. Sin embargo mi cuadro sólo remite a él mismo.“
Seguramente de aquí unos siglos, cuando el Louvre u otro museo realice exposiciones en las que se recorra el arte a lo largo del tiempo y lleguen a nuestra época, pensarán que éramos una generación perdida.
Quizás usted se encuentre a lo largo de su vida con “entendidos” de ésos con gafas de pasta, pelo medio despeinado y ropa alternativa que parece de mercadillo pero que en realidad es de marca, que le intentarán explicar que un excremento atravesado por una estaca representa el final del hombre. No le haga caso y dígale, de la forma más refinada que pueda, que eso en realidad no es más que una mierda pinchá en un palo.
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P.D.: En realidad, hay una fórmula muy sencilla para que usted, no iniciado en esto del modernor, averigüe si una obra de arte lo es.
Si lo que está viendo lo podría haber hecho un niño de menos de cuatro años, un perro con un pincel atado a la boca o usted mismo cuando, sin querer, se le cae al suelo un plato de lentejas, eso no es arte, es un timo.
Feliz semana.
Pulsen aquí para deleitarse con el cuadro.
P.D.2.: Me permito poner esta postdata2 debido a varios comentarios, pues no quiero que se me malinterprete. Me gusta todo tipo de arte, de hecho suelo ir a bastantes museos de arte moderno. Y hay obras con significado como por ejemplo un cuadro que vi en el Pompiduou. Pero desgraciadamente hay demasiadas cosas como esta: Cuelan un mono de peluche y unas fotos de carnet en ARCO y la gente cree que es arte.


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