Lo primero que debo decir es que la fibromialgia no existe como tal, es un síndrome, un cúmulo de síntomas diferenciados a los que se ha agrupado bajo este nombre, en realidad no existe la enfermedad, existen los enfermos.
El 80% son mujeres que en mayor o menor grado presentan aspectos de fatiga crónica y sensibilidad química múltiple, cada paciente debe recibir una atención personalizada, ya que no existen dos casos iguales.
No voy a entrar en la sintomatología, conocida por todos, sino que voy a centrar mi artículo en su cuidado y tratamiento porque es el tema que más nos interesa.
Ante todo debo decir que el componente somático es muy alto, por lo cual un ambiente de comprensión afecto y cariño, es condición sine qua non para empezar una terapia efectiva. Difícilmente quien se sienta rechazado, ignorado y hasta despreciado por los que le rodean podrá tener posibilidades de una recuperación real. La convivencia con un enfermo, a veces se te hará difícil, pero de tu amor, y tu comprensión, dependerá su salud y hasta su vida.
Pasemos a la alimentación. La industria alimentaria utiliza productos refinados, colorantes, conservantes y otros muchos aditivos que atacan nuestra salud desde la base, lo primero es prescindir totalmente de platos precocinados o industriales. El azúcar blanco es un veneno y una droga, utilizaremos miel o azúcar cande, que no ha sufrido el proceso de blanqueo, el pan y las pastas elaboradas con harina refinada quedan proscritos, tan solo nos permitiremos pan y pastas integrales mejor de centeno o trigo sarraceno, el arroz debe ser con cáscara y a ser posible procedente de cultivos ecológicos, eliminar el gluten, beber fuera de las comidas alrededor de dos litros de agua diarios y evitar el alcohol y el tabaco, un vasito de vino de calidad en las comidas es aconsejable salvo casos concretos.
El aceite será de oliva virgen extra, queda excluida la carne roja, los embutidos, cualquier tipo de fritos y todos los ahumados industriales, la leche de vaca deberá ser sustituida por soja o por leches vegetales.
En las medidas de las limitaciones de cada persona, es recomendable la natación y los paseos al aire libre, retirar del hogar insecticidas, ambientadores y productos agresivos como lejías y detergentes. No podemos vivir en una burbuja, pero debemos aislarnos la máximo de la contaminación tanto química como acústica.
El estrés es una de las causas de la enfermedad, debemos asumir nuestras limitaciones y adaptar nuestra vida a los nuevos horizontes, aprender a decir ¡NO! cuando sea necesario, y no comprometernos en proyectos que no podamos realizar, vale más ser un incomprendido que entrar en una espiral de la cual nos será muy difícil salir.
En cuanto a la medicación hay que decir que nada de lo que nos ofrece la medicina química es efectivo, los ansiolíticos, antiinflamatorios y analgésicos solo tratan los síntomas de una manera superficial y producen mucho más daño que beneficio, intoxican hígado, riñón e intestino y son los culpables de la retención de líquidos que padecen muchos pacientes.
Entonces ¿Cuál es la solución?. Actualmente no hay remedio conocido contra esta enfermedad, pero siguiendo los consejos anteriores y poniéndonos en manos de un naturópata acreditado, podemos mejorar nuestra calidad de vida de una manera sustancial.
La desintoxicación y recuperación del organismo es condición sine qua non para recuperar energías y empezar el proceso de curación, es un proceso lento y caro, pues las seguridad social no cubre ninguno de estos tratamientos, pero si queremos salir de este pozo en el que estamos sumidos no nos queda otra solución. El reiki, el yoga y la acupuntura también ayudan a mantener el equilibrio emocional y energético necesario para empezar a remontar.
El camino será largo y difícil, y las recaídas, inevitables, pero recorrerás paisajes de increíble belleza. Nada ni nadie te derrotará si tu no arrojas la toalla.
JUANMAROMO
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