Tengo el alma desnuda, en carne viva, me he dejado la piel en el armario y he salido a la calle de la vida con los ojos llorosos e incendiados. arrastrando mis miedos por la acera ahuyentando la sombra de mis pasos.
He salido a la luz recién nacido como un feto expulsado en duro parto y me siento tan frágil y pequeño que me escondo en el hueco de tus manos que me duermo en la cuna de tu pecho que respiro el aliento de tus labios.
Y no sé desprenderme de tu vientre y no quiero arrancarme de tu abrazo, y no sé caminar si no camino arraigando tu talle con mis brazos.
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