No acostumbro a declararme “anti” nada. Estoy en contra de muchas injusticias, situaciones y costumbres que nos toca padecer en esta sociedad, pero cuando escucho algunos prefijos, se me ponen los pelos de punta. No ser “anti” abortista, no significa estar a favor del aborto, y no ser “anti” taurino significa que me gusten las corridas de toros.
Todo esto viene a cuenta porque últimamente movimientos con los que en principio simpatizo, parece que se creen portavoces de la verdad, y pretenden imponer por la fuerza sus muy laudables criterios.
Jamás he pisado una plaza de toros, la mal llamada “fiesta nacional” hiere profundamente la escasa sensibilidad que aún me queda, y los toreros más que héroes, me parecen reminiscencias de un pasado felizmente sellado. Pero de eso a salir a la calle a insultar e incluso a amenazar, hay un abismo.
Hace unas semanas, Serrat acompañó a Sabina a “La Monumental” de Barcelona a ver una corrida de Jose Tomás. Inmediatamente se desató una campaña de los “Ayatolas” en contra de ambos cantautores.
He aquí las declaraciones de ambos:
Serrat: Fui con mi amigo a los toros; quería acompañarle, era en mi ciudad, e iría con él adonde hiciera falta. No soy taurino. Acompañé a mi amigo.
Sabina: Mi taurinismo es lo único que me acerca a Goya o a Hemingway. Y mi torero es José Tomás. Ahora, estoy contra todas las corridas donde no está José Tomás. Y me pareció fatal lo del toro alanceado de Tordesillas y todas esas barbaridades de la España profunda y oscura.
Que cada uno saque sus conclusiones, pero yo hay cosas que no acabo de entender.
¿Se puede echar a la hoguera a alguien por acompañar a un amigo a los toros?, los Torquemadas de todas las causas están dispuestos a “carbonizar” a cualquiera que no observe religiosamente el dogma, y acompañar a un amigo a un aquelarre es suficente para desencadenar la cólera de dios.
Parece ser que el dialogo está en vías de extinción, el respeto por los demás y por sus ideas es una “rara avis” que pronto desaparecerá de nuestro entorno. El “o conmigo o contra mí” está tomando carta de naturaleza en esta sociedad cada vez más crispada e insolidaria.
No me gustan los toros y mucho menos las salvajadas que se perpetran en determinados pueblos de la España profunda, pero menos me gustan aún los mesianismos de algunos colectivos que pretenden imponernos sus convicciones a machamartillo. La base de la sociedad es el respeto, si somos incapaces de respetar las opiniones de nuestros vecinos esto puede acabar peor que el rosario de la aurora… Incluso a pleno dia.
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