No te fuiste de golpe,
fue un goteo callado
de reproches oscuros
de silencios bastardos,
de miradas ausentes
y de noches preñadas
de siniestros presagios
y afiladas palabras.
No cerraste la puerta
de lo que era tu casa,
y bajaste la escala
arrastrando pisadas
para no ver mis ojos
anegados de lava
perseguirte en la sombra
con la muerte en las alas.
De repente el silencio
anidó en mi garganta
me clavó sus raíces
y me abrió las entrañas
con sus garras de hielo
desgarrando mi espalda,
envolviendo mi vida
en su oscura mortaja.
Me quedé en la ventana
como un mudo fantasma
espiando tu huida,
desgranando mi rabia.
Con las uñas quebradas,
te arranqué de mi alma
escupiendo la vida
que contigo escapaba.
JUANMAROMO
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