Hoy he vuelto a ponerme de rodillas
a arrastrarme a tus pies, a suplicarte,
me he quedado desnudo entre tus piernas
y he sentido tus piés pisotearme.
Me has mirado con ira y con desprecio
y has clavado en mis ojos esos ojos
desgarrando mi vientre y mi deseo
con tus fieros y gélidos puñales.
Lameré tus heridas con mi lengua,
beberé de tus lagrimas mortales
velaré tus insomnios tenebrosos
saciaré tu venganza con mi sangre,
pero no me abandones en las sombras
ni me arranques la piel con la mirada.
Necesito el cobijo de tu senos
el abismo sin fondo que en ti late,
la acerada ternura de tu orgasmo
la mortal desazón de tu aquelarre,
esa furia mortal con que me hieres
ese frio glacial con que me matas
esa gota malaya de tus celos
ese amor que me arroja a las cloacas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario