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lunes, 22 de junio de 2009

LOS LADRONES DE BICICLETAS



Sé de un tipo que lleva toda la vida fabricando el mismo modelo de bicicleta, de esas que llevaban nuestros abuelos: sin suspensiones, sin cambio de marchas, de piñón fijo -vamos, que si usted deja de pedalear se pega, fijo, un piño-, de ruedas lisas y con un asiento tan duro que, a poco que lo use, uno se queda estéril.

Comenzó con 15 años en el taller de su padre -también bicicletero- y desde entonces no ha hecho otra cosa. Hace ya mucho tiempo que el negocio le va mal, pues la gente prefiere comprar bicicletas más modernas, pero él se resiste a cambiar, dice que morirá fabricando el mismo modelo.

En su pueblo todos le han animado a que se actualice y fabrique bicicletas con suspensiones, con varias marchas, con frenos de disco… Pero el tipo no cede -en realidad su mente se ha cerrado tanto que es incapaz de hacer nada nuevo- y se ha propuesto vender sus bicis por las buenas o por las malas.

Al principio amenazó a todo aquel que comprase una bicicleta distinta. Pero viendo que sus propios vecinos no le hacían caso, pasó a la acción. Contrató a unos tipos de su edad más o menos, que defendían sus ideas -también más o menos- para que destrozasen todas las bicis modernas del pueblo. Evidentemente, eso no ayudó a que vendiera más, sino todo lo contrario.

Con el paso del tiempo, los colegas comprendieron el sinsentido de sus acciones y abandonaron al viejo. Entonces decidió contratar a delincuentes a sueldo para que continuasen rompiendo bicis. A estos, los ideales del viejo les importaban más bien poco -de hecho, en sus casas tenían bicicletas modernas- pero como les pagaban, se cargaban lo que hiciera falta.

La gente del pueblo ha hablado con él en varias ocasiones y le han explicado que ambos tipos de bicicletas son compatibles, pero nada, el viejo sólo quiere ver las suyas.

En una ocasión le preguntaron qué pasaría si un día conseguía lo que pretendía. “Pues que todo será mejor, mejor para mí que las fabrico, claro”, contestó. También le preguntaron si entonces sus muchachos dejarían de destrozar bicicletas. “Hombre, no creo. No hay que olvidar que ellos, en el fondo, son delincuentes”, contestó.

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P.D.: Hacía ya varios meses que en este pueblo no se destrozaba ninguna bicicleta. Lamentablemente el pasado viernes estos tipos volvieron a actuar.

La foto que encabeza este post muestra, de nuevo, una bicicleta destrozada. Una bicicleta que desgraciadamente pertenecía a alguien, una bicicleta que tenía detrás una familia, unos amigos, unos vecinos… Una bicicleta que ya no volverá a rodar por las calles, por las carreteras, por la vida…

Como siempre, esto no les ha servido para nada; pero no olviden que estos tipos han llegado a tal punto de involución que ya no saben hacer otra cosa.

Mi más sincero pésame.


http://www.terceraopinion.net/2009/06/21/los-hombres-que-destrozan-bicicletas/

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