Laboralmente no eras nadie hasta que terminabas el servicio militar, lo más normal era trabajar sin ningún tipo de contrato, te apuntaban a la seguridad social, y a los tres meses te daban de baja. Si continuabas estudiando y trabajabas en una oficina, tenías el techo por los suelos, auxiliar administrativo con un sueldo de miseria y nulas posibilidades de promoción, nadie apostaba por un estudiante que en cuanto terminara la carrera levantaría el vuelo.
Si lo tuyo era aprender un oficio, a partir de los 18 años, empezabas a ejercer de “oficial” , te encomendaban trabajillos sencillos y el sueldo te daba para tus gastillos y para ayudar a la familia, normalmente tu sueño era establecerte por tu cuenta y montar tu propio negocio.
Salvo que tocaras en algún grupo o fueras Dj, tu vida sexual era bastante jodida. Guateque o discoteca el fin de semana, con el calentón correspondiente, si tenias una novieta, las cosas mejoraban ligeramente, magreos en el sofá de una disco, besos de tornillo en un rincón apartado o una tarde “en la fila de los mancos” de un cine de barrio y era a lo máximo que podías aspirar si no tenias coche. Luego tu madre tenia que lavar las sabanas cada dia. Pero de eso hablaremos en otro momento.
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