y las palabras se me caen de las manos. Las encajo a la fuerza, a la fuerza lasato pero saltan al viento como chispas esquivas. Quieroparir un verso pero no soy fecundo, en mi útero seco solo flotan fantasmas que se ahorcan en su propio cordón y abortan en mi pluma con su negra sonrisa. Quiero parir un verso Pero solo escucho as sarcásticas risas de las musas que se niegan a fecundarme mientras el óvulo estéril de mi poema se deslizahacia el vacio. Quiero parir un verso pero solo soy un poeta enamorado que sueña con engendrar un soplo de belleza cuando apenas puedo esculpir enel mármol espectral de la palabra un poema enquistado. condenado a morir en el ara sagrada de tus labios. JUANMAROMO
Últimamente se escuchan lamentos de jóvenes quejándose del "trabajo basura", de su dependencia de los padres y de la imposibilidad de acceder a una vivienda digna... ¡como si esto fuera una novedad!.
Los principios siempre han sido duros y como muestra os voy relatar cómo era la vida de un joven medio en los años sesenta.
En mi adolescencia, si no eras un “hijo de papá”, tu vida laboral empezaba a los 14 años, entrabas a trabajar de aprendiz en un taller o de meritorio en una oficina, y te pasabas dos años casi sin cobrar y aguantando cabronadas con la escusa de que estabas aprendiendo un oficio.
En realidad no aprendías nada, y matabas el día limpiando piezas o trayendo cafecitos y archivando facturas, ocho horas de hastío aguantando bromas y putadas, soñando con que sonara la campana.
Si querías estudiar, te buscabas una “jornada intensiva”, de 7 a 15 horas, comías en una fiambrera lo que te había puesto mamá, y a las 4 tenias la primera clase, jornada de estudio hasta las 9 de la noche y si querías disponer de un duro extra para el “finde”, te buscabas una horita de clase a domicilio, con lo cual, llegabas a casa pasadas las 11, cenabas deprisa y corriendo y echabas una ojeada a los libros, máximo una hora, porque a las 6, sonaba el despertador.
Los sábados se trabajaba por la mañana, y por la tarde tenias que ponerte a estudiar si querías aprobar algo en JUNIO. El Domingo, si tenias suerte y había algún guateque a la vista, podías pegarte un calentón bailando agarrao con alguna moza , o en su defecto inflarte de cubatas por la cara. Luego llegabas a casa más quemao que el cenicero de un bingo, cena relámpago, y la pajilla de rigor para desalojar el exceso de testosterona generado en el baile.
Lo poco que cobrarbas, lo entregabas íntegramente a casa, y tus padres te daban unos dinerillos para tus gastos que no te llegaban ni para pagar la entrada de una disco. Dejo aparcado el tema, que seguiré desarrollando en próximos capítulos. La vida siempre ha sido dura, pero lamentarse tumbado en la cama, nunca ha servido para nada.
Laboralmente no eras nadie hasta que terminabas el servicio militar, lo más normal era trabajar sin ningún tipo de contrato, te apuntaban a la seguridad social, y a los tres meses te daban de baja. Si continuabas estudiando y trabajabas en una oficina, tenías el techo por los suelos, auxiliar administrativo con un sueldo de miseria y nulas posibilidades de promoción, nadie apostaba por un estudiante que en cuanto terminara la carrera levantaría el vuelo. Si lo tuyo era aprender un oficio, a partir de los 18 años, empezabas a ejercer de “oficial” , te encomendaban trabajillos sencillos y el sueldo te daba para tus gastillos y para ayudar a la familia, normalmente tu sueño era establecerte por tu cuenta y montar tu propio negocio. Salvo que tocaras en algún grupo o fueras Dj,tu vida sexual era bastante jodida. Guateque o discoteca el fin de semana, con el calentón correspondiente, si tenias una novieta, las cosas mejoraban ligeramente, magreos en el sofá de una disco, besos de tornillo en un rincón apartado o una tarde “en la fila de los mancos” de un cine de barrio y era a lo máximo que podías aspirar si no tenias coche. Luego tu madre tenia que lavar las sabanas cada dia. Pero de eso hablaremos en otro momento.
Pasaban los años, y llegaba la hora de cumplir el servicio militar, 18 meses secuestrado casi sin permisos y desde luego sin un duro.
Perdías el trabajo y dejabas los estudios en el dique seco a no ser que quisieras estar tres veranos haciendo “la milicias universitarias”. Borracheras, amigos para siempre que desaparecían para siempre en cuanto salías licenciado de la jaula.
Continuabas trabajando y estudiando, si tenías novia formal gastabas menos que Tarzán en zapatillas, todo el dinero era para ahorrarlo e intentar buscar un piso financiado por “la Caixa” o una vivienda de protección oficial, aunque lo más normal era recurrir al alquiler. La familia y los amigos te iban pasando muebles viejos, con lo cual poco a poco montabas tu nido.
Por aquel entonces, las mujeres se incorporaban masivamente al mercado de trabajo. Una vez terminados los estudios, con un trabajo explotador y a base de prescindir de lo imprescindible podías comprar un coche de segunda mano, una boda sencillita y a veces un piso compartido con otra pareja para poder repartir los gastos, incluso en casa de los padres si había sitio.
Las vacaciones, quince días escasos, al pueblo. Nada de hoteles, viajes o cruceros. Al restaurante solo íbamos en fiestas sonadas, lo típico era hacer pic-nic en los parques o salir a comer al campo o a la playa. Con todo ello, y a base de trabajar tres y cuatro horas extras diarias a precio de saldo sábados incluidos, reunías un dinerillo y los más osados, se embarcaban en una hipoteca al 14% de interés que te cubría escasamente el 70% del valor de tasación del piso, y desde luego previo aval de los padres.
Luego había que pintarlo, hacer la cocina, el baño, porque los pisos de entonces te los daban semi acabados y como no te quedaba dinero para pintores ni carpinteros, lo más normal era recurrir a amigos y familiares para poder adecentar el nido y poder empezar una nueva vida. Desde luego nada de parking, el coche en la calle y con una barra antirrobo en el volante.
Despues vendrían los hijos. pero eso sí que ya lo dejo para otra saga y para otro momento. Eran tiempos duros, sin lujos, pero con una enorme ilusión y espíritu de lucha, había optimismo y fe en el mañana , porque cuando se parte de cero, cualquier logro es una conquista y con veintipocos años todo nos parecia al alcance de la mano.
Y luego llegaron los hijos, hijos queridos, hijos deseados. Éramos muyjóvenes, jugábamos con ellos,disfrutábamos se sus risas y de sus gracias, pero había que trabajar.El permiso de maternidad apenas existía, a las pocas semana había que dejar al bebe. Si tenias suerte con la abuela y si no, en una guardería.
Trabajando ambos era casi imposible encontrar una municipal, y las privadaste costaban la mitad del sueldo, para colmo, la crisis delpetróleo en 1.974, elevó la inflaciónhasta un 18% y el paro se extendió como una epidemia.Yo no estaba asegurado, cada vez que había que llevar a la niña a urgencias por algún aumento desmesurado de fiebre, temía que me la rechazaran por no estar al corriente del pago.Entonces seguía trabajando los Sábados hasta el medio día, me levantaba a las 6 A.M. y no regresaba hasta pasadas las 8 de la noche, eso si, siempre procuramosa costa de lo que fuera, reunirnos para comer juntos, aunque tuviéramos que caminar5 km .
Trabajábamos lejos de casa y comíamos en el SEU, en bares de comidas o restaurantes , si queríamos comer medianamente bien gastábamos otra buena parte del sueldo, los pañales de la niña eran carísimos, la ropa y el calzado aumentaba de precio día a día, pero nada importaba, éramos jóvenes, había amor , compromiso , y teníamos toda la vida por delante.
Un Piso de alquiler pequeño pero luminoso, fue nuestro nido. A base de no fumar, y de prescindir de otros lujos, fuimos formando una biblioteca y una discoteca para educar a nuestros hijos en las artes y en la cultura. En casa siempre sonaba la música, bien sinfónica,folk o rock, sus notas se mezclaban con nuestras risas y juegos. Era una casa pequeña, pero era nuestro hogar y la muralla que nos protegía del miedo a la crisis, al paro y a no llegar a fin de mes. La niña fue creciendo en años y en belleza,y un día, Gloria me tomó de las manos y mirándome a los ojos me dijo - ¡Creo que estoy embarazada! …
Cada vez es mayor el número de familias que se rompen a los pocos años de formarse, ya no hablo de matrimonios, porque últimamente el número de parejas de hecho se ha disparado. En estos días he conocido varios casos, eran “crónicas de una muerte anunciada”, relaciones maritales basadas en la provisionalidad y en el convencimiento tácito de que no sería nada definitivo, el problema es que tienen hijos.
Nunca me ha gustado juzgar a nadie, pero no entiendo como estasmujeres acceden a la maternidad sabiendo (porque lo saben) que esa relación no tiene cimientos y que al más mínimo embate se vendrá abajo.Las víctimas, los de siempre, los niños, siempre de aquí para allá, sin un núcleo familiar estable, utilizados como armas arrojadizas u objetos de chantaje.
Estos niños, victimas del stress materno y carentes de la figura paterna, son candidatos al fracaso escolar y laboral, y presas fáciles para los halcones de la droga y la delincuencia.
La atracción sexual, ha sido desde el principio de los tiempos, el arma con que la naturaleza se ha asegurado la perpetuación de la especie. Como el macho no accedía fácilmente a los favores sexuales de la hembra,procuraba formaruna estructura familiar estable con el fin de asegurarse una sexualidad satisfactoria y segura aún a costa de su libertad.Durante este tiempo, los lazos afectivos consolidaban una relación que aseguraba la formación de los hijos. Pero ahora, las mujeres se han hecho tan accesibles que los hombres no tienen necesidad de compromiso para satisfacer sus deseos,pudiendo recurrir fácilmente a contactos esporádicos o en el mejor de los casos a parejas basadas en la provisionalidad. La familia es el núcleo de la sociedad, el nido donde se forma la personalidad y se aprenden los valores , cuando la familia se desmiembra,los hijos son las primeras víctimas, pero las mujeres tienen que cargar con la educación el cuidado y muchas veces la manutención de la prole.
La promiscuidadsiempre va en contra de la mujer, y eso es algo que parecen haber olvidado nuestras jóvenes,más preocupadas por una libertad sexual mal entendidaque por asegurar su estabilidad emocional y la de sus hijos.Abortos, separacionese hijos maltratadores es el precio que les toca pagar. El macho se irá con la música a otra parte y si te he visto no me acuerdo, pero ellas tendrán que cargar con el bombo algo más de nueve meses, durante toda la vida.
Mientras los jóvenes buscan explicaciones y posibilidades para adaptar sus notas de selectividad, algunos de sus padres rezagados están ultimando la declaración de la renta, cuyo plazo acaba este final de mes. Teorema del contribuyente: aquellos que intuyen que van a pagar poco o que incluso van a ver como el Estado les devuelve dinero son los primeros en presentar esos curiosos sobres llenos de comprobantes. Por el contrario: aquellos que temen el mordisco con el que Hacienda se va a quedar con parte de sus ingresos son los que se acercan en estos últimos días a la entidad bancaria con cara de Diógenes durmiendo dentro de su barril. Existe una poética de la declaración de la renta. Por ejemplo: ¿qué va a ser de esos sobres enormes en los que se conservan las huellas de nuestro paso por el año? Me imagino a miles de funcionarios de la Agencia Tributaria desparramando sobre enormes mesas recibos, facturas y resguardos y analizando si nuestra capacidad de gasto se corresponde con lo que ahí se muestra. Creíamos que solo la gente importante se atrevía a contratar los servicios de un plumilla para que pergeñara sus memorias o su biografía autorizada. Pero ahora sabemos que eso no es cierto y que el principio de equidad que debe marcar a los gobiernos empieza por ese cariño con el que el Ministerio de Hacienda proporciona a cada ciudadano un biógrafo. ¿Cómo si no se puede calificar a ese personaje que sabe el coche que tenemos, los gastos de la tarjeta de crédito, nuestros vicios de pago y nuestra incapacidad de ahorrar? ¿A quién, si no a la Agencia Tributaria, le confiaríamos lo que gastamos en vacaciones, nuestros implantes dentales, los estudios de nuestros hijos o los secretos que se dejan a la puerta de nuestro hogar conyugal? Solo la Agencia Tributaria puede desmentir que aquel fin de semana en el que se le dijo a la pareja algo de una convención de ventas en Vigo, el contribuyente infiel firmó una mariscada colosal en el puerto de Ciutadella y luego pagó una bonita suite para dos en un hotel con encanto. Y ahí están los papeles como prueba de un cargo deducible de la famosa cuota líquida. Pero tal vez esa gran nave en la que miles de escrutadores comprueban papel por papel la certeza de nuestra declaración es una pesadilla inexistente. Ese sobre que entregamos al banco no se lo lee nadie. En realidad es solo un objeto para ayudarnos a mantener el orden contable, una prenda que se da al Estado como un acto ritual de sumisión. En eso hemos mejorado, porque en las culturas primitivas al Estado se le apaciguaba entregándole una joven virgen. Pero ahora ya todo está informatizado y el sistema muestra una mayor credibilidad que el recuento manual de las cifras. Imagino un gran hangar donde los sobres de los declarantes se amontonan sin orden ni concierto y un par de máquinas excavadoras van cargando sus palas y lanzan las declaraciones en una enorme pira de la que sale el humo de los sueños. Los vecinos cercanos saben lo que allí sucede, pero mantienen una respetuosa discreción y no hablan de esa hoguera con nadie. Al fin y al cabo, las cenizas de lo que gastamos y lo que cobramos en el 2008 siempre serán tierra sagrada. Porque aquel fue el último año de una abundancia aparente y de ahora en adelante los sobres habrán adelgazado tanto como las esperanzas. En esos días, el dinero privado se convierte en público. Que llegue a buen fin ya es cosa de la política. Que se mantenga la confianza en el sistema ya es cosa de los políticos.
obin Lane Fox, historiador del mundo clásico "Una noche oí de Homero el final perdido de la ´Odisea´" VÍCTOR-M. AMELA - 26/06/2009
Tengo 62 años. Nací en Londres y vivo junto a Oxford. Imparto historia clásica en Oxford. Tengo dos hijos treintañeros. Querría un gobierno democrático de verdad: a base de referéndums. Soy pasionalmente ateo. Publico el estudio Héroes viajeros (Crítica)
¿Cómo nace su pasión por el mundo clásico?
Mis padres me procuraron una sólida educación clásica. A los seis años ya leía en latín. A los diez años leía en griego. Me gustaba. Y cuando a los trece años leí a Homero... ¡me enamoré!
¿Leía a Homero en griego?
La Ilíada y la Odisea.Desde aquel momento han sido mi vida.
¿Qué aprendió de los viejos griegos?
A pensar, escribir, dibujar... Estilo, belleza, libertad, democracia... ¡Todo!
¿Qué pasaje de la antigüedad clásica le cautiva más?
El primer canto de la Ilíada es la suprema expresión del pensamiento humano. Y si lees el VI, IX, XVIII, XXII y XXIV, ¡no necesitas saber nada más!
¿Cuándo se escribió tan magna obra?
En el siglo VIII a. C., ¡el siglo de Homero! Homero fue el último de una estirpe de poetas que versificaban cantos inspirados por el espíritu, recitándolos ante la gente.
¿Por qué dice que fue el último?
Porque en ese siglo los griegos estrenaron la escritura alfabética, con la que un admirador anotó esos sublimes versos homéricos: gracias al alfabeto llegarán hasta nosotros..., y a la vez esa estirpe de memoriosos poetas orales comenzará a declinar.
¿Qué acaecía en el Egeo en el VIII a. C.?
Tras varios siglos oscuros después del esplendor micénico (Mecenas, Troya...), zarpan en el siglo VIII a. C. los griegos en naves planas con vela y 20 remeros...
¿Y a dónde van?
He estudiado a los eubeos, nativos de Eubea (isla al nordeste de Grecia, pegada al continente): dejan sus campos y zarpan primero hacia oriente, a las actuales costas turcas, sirias, israelíes y chipriotas. Y luego virarán sus naves para internarse en el Mediterráneo, hacia el brumoso occidente...
O sea, hacia aquí.
Sí, ¡hacia un nuevo mundo! Y aquellos intrépidos viajeros eubeos pasarán por Ítaca, fundarán colonias en Macedonia, Sicilia, sur de la península itálica, norte de África...Y así viajaron por todo el Mediterráneo con sus mitos a cuestas.
¿Qué mitos?
La palabra griega muthoi (mitos) significa "relatos": viajaban y veían el mundo a través del relato aprendido alrededor del fuego de la niñez y de los cantos de sus poetas, como nosotros a través de nuestro relato.
Un ejemplo, profesor.
Si los eubeos hallaban en algún sitio huesos gigantes deducían que eran vestigios de luchas entre los dioses y gigantes de sus mitos, y allí fundaban un asentamiento.
¿Huesos gigantes?
Fósiles de animales prehistóricos: colosales colmillos de mamut (Milia, Macedonia), huesos de dinosaurios (Cumas, Nápoles), tierras calcinadas o rojas, que entendían empapadas de la sangre de gigantes, titanes, dioses y semidioses, o la hoz con la que Cronos segó los genitales de su padre Urano.
¿Encontraron la hoz?
Sí, en un promontorio en forma de hoz en la costa norte de Sicilia. Los sículos (indígenas de Sicilia) a la hoz la llamaban zancle:así se llamó aquella colonia eubea, hoy Messina.
¿Sus mitos les impelían a viajar?
Los eubeos conocíamos las aventuras de Odiseo por nuestros aedos (poetas cantores) del Egeo, y algunos las habíamos oído de labios del mismísimo Homero...
Cuénteme...
Vivíamos en Eubea en chozas de adobe con una abertura en la cubierta vegetal, para encender fuego dentro, con algunos animales descansando en un rincón, con los hijos y la mujer durmiendo calentitos entre pieles... Así los encontraba yo al regresar al hogar tras compartir historias y vino con otros hombres en torno a una fogata en la playa...
Siga, siga...
Visité a una de mis abuelas en la isla de Chíos, donde Homero tenía su hogar natal. Y allí, una noche, le escuché cantar la Odisea... Se hizo el silencio, ¡y oí el genuino final de la Odisea,hoy perdido..!
¿Cómo terminaba la Odisea?
Tras reunirse con su hijo, su esposa y su padre, y tras pacificar Ítaca, Odiseo zarpa...
¿Hacia dónde?
Ulises navega hacia las columnas de Hércules, al reino de Tartessos... La boca del infierno era el actual Río Tinto y sus gases...
¿Temía o no a los dioses?
Los dioses podían golpearte, pero como pugnaban entre ellos y con los hombres, ¡la partida estaba abierta! Era de final incierto.
¿Qué dios olímpico es su favorito?
Amí me dan todos miedo... Por su sensualidad, elegiría a Afrodita (de aphro,espuma: ella nació de la espuma tras caer al mar los genitales de Urano segados por Cronos).
¿Cómo era ella?
No ganaría hoy ninguno de esos concursos de belleza efébica para homosexuales: llamarían gorda a Afrodita, de rotundas caderas. ¡Ella sabía cómo seducirte moviendo su ondulada cabellera rubia con sensualidad!
Si pudiese conversar con algún personaje de la antigüedad, ¿a quién elegiría?
A Alejandro Magno al final de su vida. Le diría: "Alejandro, ¿verdad que has conquistado tantas tierras lejanas porque leíste a Homero y odiaste la mediocridad, y seguirías conquistando más allá si no murieses?"
Usted así lo cree...
Alejandro dormía con Homero bajo la almohada, seguro. ¡Una vez más, los mitos..!
Este impresionante video me ha costado semanas conseguirlo, al final he logrado capturalo para ponerlo a vuestra disposición. Supongo que pronto lo borrarán, por eso os pido que os lo bajeis lo antes posible.
++
Cover the mirror Hide in your dreams Forget what they told you Forget what it means A picture worth a thousand lies The mem'ry and the mirror Nothing but what came before Nothing but a closing door
A picture worth a thousand lies A thousand words A thousand eyes
Bury my lovely Hide in your room Bury my lovely Forget me soon Forget me Forget me now Forget me not
Cover the madness Cover the fear No one will ever Know you were here A figure in the hallway light Returning like a ghost Something that was left behind Something in a child's mind
Bury my lovely Bury the lies Bury me under A thousand good-byes
A shadow from another time Is waiting in the night Something happened long ago Something that will not let go
En la segunda semana de julio está prevista la reunión de los líderes del G-8 en la ciudad italiana de L’Aquila, un lugar que fue afectado por el terremoto del pasado 6 de abril. Un total de 289 personas murieron y 50.000 aquilanos se quedaron sin su vivienda. El primer ministro Silvio Berlusconi, en una de sus peculiares muestras de ingenio, intentó insuflar moral a los perjudicados que se refugiaron en campamentos improvisados, diciendo que lo que les sucedía solo era un cámping de fin de semana. La incontinencia verbal del mandatario italiano no se ha cebado únicamente en los que habían visto cómo su casa se venía abajo. Son muchas las ocurrencias con las que Berlusconi ha expresado su tácita opinión sobre los negros, las mujeres, los inmigrantes y, naturalmente, sobre sus opositores. Pero no se trata de intentar limitar la enorme autoestima que el personaje genera cada día que se mira al espejo. Al fin y al cabo, incluso cuando las leyes han intentado perseguirle por los millonarios tejemanejes de sus empresas y la colisión de intereses entre lo público y lo privado, Berlusconi lo ha tenido claro. Si el imperio de la ley le perseguía, se cambia la ley y se acabó el problema. Pero se acerca el G-8, como decíamos, formado por los presidentes o primeros ministros de Canadá, Francia, Italia, Alemania, Japón, Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia. Llegarán esos mandatarios con sus esposas y hablarán de la crisis y de cómo salir de ella. Probablemente se harán fotografías y ahí estará el jovial Berlusconi para animar el encuentro con sus muecas y salidas de tono. No en vano jugará en campo propio. Pero resulta que un conjunto de académicas e intelectuales italianas se han dirigido a las llamadas «primeras damas» de los países asistentes para pedirles que no acudan, ni siquiera como acompañantes, a la reunión del G-8. ¿El motivo? Poner en evidencia a Berlusconi en el trato público y privado hacia la mujer. Sin duda, lo que han hecho esas dignísimas señoras es traspasar el problema a los hogares de los asistentes. De entrada, las mujeres llamadas a la rebelión son solo 6, en tanto que Angela Merkel acude como cancillera del Gobierno alemán y que la esposa del propio Berlusconi se encuentra en trámites de divorcio con su promiscuo marido. Cabe imaginarse en estos momentos el debate de alcoba que están manteniendo Gordon Brown y su mujer o lo que se deben estar diciendo Sarkozy y Carla Bruni, italiana al fin y al cabo y con un pasado libérrimo. Michelle Obama no se prodiga en este tipo de fastos, pero podría acudir a la cita de Berlusconi solo para preguntarle su opinión sobre las mujeres «bronceadas». Una famosa jota de zarzuela dice: «Si las mujeres mandasen, serían balsas de aceite los pueblos y las naciones». La condición femenina no garantiza necesariamente la paz ni la armonía una vez en el poder, pero al menos ayuda a equilibrar el respeto mutuo entre las personas. Esas vísperas del G-8 podrían ser leídas desde la perspectiva del comediógrafo ateniense Aristófanes, quien en su famosa obra Lisístrata dice que las mujeres de los gobernantes, deseosas de la paz con Esparta, amenazan a sus maridos con no mantener relaciones conyugales con ellos hasta que la paz se firme. Esas primeras damas tienen ahora la oportunidad de salir del florero y avergonzar con su ausencia a ese autócrata trasnochado. Ejercer de primera dama no es estar, sino también demostrar.
Una banda de asesinos te mata al marido y lo mejor que puede hacer la viuda es sufrir en silencio. Si alguien ha de hablar, que sea cualquiera menos la viuda. Así ha opinado la dirección del PNV ante las honras fúnebres del inspector Puelles. También en la India, y hasta hace muy poco –el último caso tuvo lugar en el 2006–, un tenebroso ritual llamado sati llevaba a las viudas a ser incineradas vivas en la pira en la que se consumían los restos de su esposo. Cabe imaginarse a la esposa del inspector Puelles, con quien ha dormido y ha desayunado, recibiendo la noticia de la cruel muerte de su marido. ¿Qué le queda a esa viuda sino la palabra? Pero para algunos es mejor que las viudas no hablen, y menos en público, y mucho menos con un micrófono, porque la palabra de viuda, por lo visto, puede exacerbar los ánimos de la población. En otras palabras: que la palabra de una viuda es mucho más ofensiva que la bomba. Será que la bomba no provoca indignación ni dolor. Será que en la lógica de algunos políticos perplejos, el Mal no está en quien mata, sino en aquellos que no se resignan a enmudecer junto a las llamas que acabaron con el marido. En todas las culturas se sabe lo que es el Bien, la solidaridad, el respeto, la abnegación y la ayuda mutua. De la misma manera, creíamos saber lo que era el Mal. Dábamos por supuesto que el Mal forma parte de la humanidad entera, pero que el Mal avergüenza a los que lo practican. Por lo visto no es así. En los últimos dos días hemos visto cómo la mala fe y el desprecio por los ciudadanos entraba en una extraña balanza. Más allá de los habituales e incomprensibles gestos con los que el entorno de ETA acostumbra a mirar hacia otro lado cada vez que hay muertos de por medio, lo cierto es que el Mal se ha banalizado. Bombardeos arbitrarios, presos sin cargos, malos tratos cuyas víctimas alienadas interpretan como actos de amor. Todo eso forma parte de la gran tragedia humana. Pero ya no se saben las fronteras entre el delito y la travesura. De ahí que en estos dos días hayamos visto cosas inauditas como, por ejemplo, que un ladrón como el Dioni haya conmemorado en una fiesta pública el 20° aniversario de su gran golpe con una tarta que representaba el furgón de caudales de donde se había llevado el dinero. Y hablando de dinero: ¿dónde tiene usted su fortuna, Dioni? Y el héroe respondió: «¡No se lo dije a la Guardia Civil y ahora te lo voy a decir a ti!».
Hace poco leía un artículo en el que se aseguraba que los amores longevos eran una forma de autoengaño, una impostación de la realidad en la que ambas partes se empeñaban en fingir un amor desparecido en la noche de los tiempos. Su lectura me hizo reflexionar, ¿será verdad que el amor que siento en mi pecho es un autoengaño? ¿Puede ser cierto que cada vez que miro a los ojos a mi eposa me invade una ola de ternura o simplemente lo estoy imaginando? ¿o quizás cuando pierdo el sentido del espacio y el tiempo prendido entre sus brazos, es producto de una alucinación?. Hay personas para las que todo lo que escapa de la normativa es pecado, lo que no se demuestra con una ecuación es inexistente y lo que la razón no puede explicar es pura superchería. ¡Qué pena me dan aquellos que no creen en lo increíble, los incapaces de sorprenderse, los que ya está a vuelta de todo sin haber llegado a ninguna parte!. Puede que en algún lugar esté escrito el guión de nuestra vida, pero estoy convencido que a pesar de todo, aún tenemos la posibilidad de corregir una errata, de arrancar alguna hoja, o de escribir otra nueva. Mantener el rescoldo del amor durante lustros no es tarea fácil, hay que creer en él, luchar por él, vivir por él. Cuando una pareja une sus vidas con el firme convencimiento que será para siempre, luchará hasta el último suspiro para que así sea, echará el resto en cada jugada y nunca dará por perdida una mano aunque no tenga ni una sola figura. Podíamos decir como Calderón “que toda la vida es sueño”, pero yo quiero vivirla muy despierto, a veces en mi vida amorosa he tomado una curva demasiado arriesgada, y he sentido las ruedas de nuestro coche derrapar hasta llegar al borde del abismo, pero en ningún momento se me ocurrió tirarme de él en marcha, porque sabía fuera de él solo existía la soledad y el vacio. Puede que los amores longevos sean una forma de autoengaño, pero no más que la ilusión de vivir, la esperanza en el futuro o la fe en el hombre y en los hombres, si todo ello fuera un engaño, no valdría la pena seguir viviendo
Los jóvenes se enfrentan hoy al riesgo de un nivel de vida peor que el de sus padres - El 54% no tiene proyectos ni ilusión
JOSÉ LUIS BARBERÍA 22/06/2009
Tan preparados y satisfechos con sus vidas, y tan vulnerables y perdidos, nuestros jóvenes se sienten presa fácil de la devastación laboral, pero no aciertan a vislumbrar una salida airosa, ni a combatir este estado de cosas. El dato asomaba hace poco, sin estrépito, entre los resultados de la última encuesta de Metroscopia: el 54% de los españoles situados entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. ¿Ha surgido una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar? Los sociólogos detectan la aparición de un modelo de actitud adolescente y juvenil: la de los ni-ni, caracterizada por el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar. "Ese comportamiento emergente es sintomático, ya que hasta ahora se sobrentendía que si no querías estudiar te ponías a trabajar. Me pregunto qué proyecto de futuro puede haber detrás de esta postura", señala Elena Rodríguez, socióloga del Instituto de la Juventud (INJUVE).
Algunos sociólogos detectan una atmósfera juvenil muy inflamable Economizan sus esfuerzos por miedo a la frustración
La incertidumbre se impone en el empleo y en la pareja
Sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios
Están predispuestos a aprovechar el momento, "aquí y ahora"
"La gente no tiene prisa en hacerse mayor", dice una voluntaria de ONG
La crisis ha venido a acentuar la incertidumbre en el seno de una generación que creció en un ámbito familiar de mejora continuada del nivel de vida y que ha sido confrontada al deterioro de las condiciones laborales: precariedad, infraempleo, mileurismo, no valoración de la formación. Las ventajas de ser joven en una sociedad más rica y tecnológica, más democrática y tolerante, contrastan con las dificultades crecientes para emanciparse y desarrollar un proyecto vital de futuro. Y es que nunca como hasta ahora, en siglos, se había hecho tan patente el riesgo de que la calidad de vida de los hijos de clase media sea inferior a la de los padres.
Ese temor ha empezado a extenderse, precisamente, entre la generación que de forma más abrumadora, siempre por encima del 80%, declara sentirse satisfecha con su vida. El virus del desánimo está minando la naturaleza vitalista y combativa de la gente joven aunque encontremos pruebas fehacientes individuales y colectivas de su consustancial espíritu de superación.
He aquí una muestra de resistencia a la adversidad extrema, junto a la prueba de cómo el discurso consumista ha resultado una trampa para tantos jóvenes audaces que creyeron en el maná crediticio y el crecimiento económico sin fin. "No podemos hacer frente a las hipotecas", resume Luis Doña, de 26 años, padre de una niña de 15 meses, presidente de la Asociación de Defensa de los Hipotecados, que pretende renegociar la deuda contraída con los bancos y recabar la ayuda de la Administración. Llevados por el entusiasmo de haber encontrado un empleo estable, como comercial de una multinacional, él y su compañera adquirieron hace cuatro años un crédito hipotecario de 180.000 euros a pagar en 30 años para comprar un piso. "Teníamos que abonar 800 euros al mes, pero es que ya estábamos pagando 600 de alquiler. Hace un año, de buenas a primeras, nos quedamos los dos sin trabajo y ya se nos ha agotado el paro. Hemos conseguido que el banco nos cobre únicamente los intereses de la deuda, pero es que son 560 euros al mes y no los tenemos, porque no nos sale nada. ¿Desmoralizados? Lo que estamos es desesperados y eso que nuestro caso no es tan dramático como el de otras familias que han sido desahuciadas, han tenido que refugiarse en casa de su madre o su suegra".
Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla, cree que la falta de ilusión hay que interpretarla, no tanto por los efectos de la crisis, como por el cambio cultural producido con anterioridad. "El modelo de vocación profesional que implicaba un proyecto vital de futuro y un destino final conocido, con sus esfuerzos y contraprestaciones, ha desaparecido. Ahora, la incertidumbre se impone en el trabajo y en la pareja y no está claro que la dedicación, el compromiso, el estudio o el título, vayan a tener su correspondiente compensación laboral y social", afirma. Si la pregunta clásica de nuestros padres y abuelos: "¿Y tú, que vas a ser?" pierde fundamento, se entiende mejor que los esfuerzos juveniles respondan, más que a la ilusión por un proyecto propio, al riesgo de quedar descartado. "Si no estudio, si no hago ese master...". Según el informe Eurydice, de la Unión Europea, sólo el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo acorde con sus estudios.
A los jóvenes no les resulta emocionalmente rentable comprometerse en un proyecto de vida definido porque piensan que estaría sometido a vaivenes continuos y que difícilmente llegaría a buen puerto. "Aplican la estrategia de flexibilizar los deseos y de restar compromisos; nada de esfuerzos exorbitantes cuando el beneficio no es seguro. Como el riesgo de frustración es grande, prefieren no descartar nada y definirse poco", explica Eduardo Bericat. A eso, hay que sumar un acusado pragmatismo -nuestros chicos son poco idealistas-, y lo que los expertos llaman el "presentismo", la reforzada predisposición a aprovechar el momento, "aquí y ahora", en cualquier ámbito de la vida cotidiana. De acuerdo con los estudiosos, esa actitud responde tanto a la sensación subjetiva de falta de perspectivas, como al hecho de que el alargamiento de la etapa juvenil invita a no desperdiciar "los mejores años de la vida" y a combinar el disfrute hedonista con la inversión en formación.
A falta de datos sobre el alcance del "síndrome ni-ni", el catedrático de Sociología de Sevilla explica que el pacto implícito entre el Estado, la familia y los jóvenes, pacto que compromete al primero a sufragar la educación y a la segunda a cargar con la manutención, alojamiento y ocio, hace creer a algunos jóvenes que en las actuales circunstancias pueden retrasar la toma de la responsabilidad. "Desarrollan una actitud nihilista porque no se les exige estar motivados, ni asumir responsabilidades y hay redes y paraguas sociales. En las convocatorias para cubrir plazas de becarios, me encuentro con aspirantes de treinta y tantos y hasta de cuarenta años, y lo curioso es que esos becarios se comportan como becarios. Es la profecía autocumplida. Si les llamas becarios y les pagas como tales terminarán convirtiéndose en becarios. Lo que me preocupa es la infantilización de la juventud", subraya.
"Los jóvenes de ahora no son capaces de arriesgar, son conservadores", constata Elena Rodríguez. ¿La tardía emancipación juvenil española (bastante por encima de los 30 años de media) es, sobre todo, fruto de la inestabilidad y precariedad del mercado laboral o consecuencia de ese supuesto conservadurismo? Aunque la diversidad y pluralidad de la juventud aconseja huir de las visiones unívocas, no se puede perder de vista que ellos no han tenido que vencer los obstáculos de las generaciones precedentes. "Miramos con descrédito la vida que nos ofrece la sociedad. Nuestros padres trabajaron mucho y se hipotecaron de por vida, pero tampoco les hemos visto muy felices. No es eso lo que queremos. La gente tiene pocas prisas para hacerse mayor", explica Letizia Tierra, voluntaria de una ONG. Por lo general, las personas que trabajan en asociaciones de ayuda juvenil tienden a repartir sus juicios con la medida de la botella medio llena, medio vacía.
"En el CIMO (Centro de Iniciativas de la Juventud) vemos apatía y falta de ilusión generalizada. Muchos de los 200.000 nuevos titulados universitarios anuales afrontan con pesimismo la búsqueda de empleo. Saben que hay un elevado porcentaje de puestos de cajeros, reponedores, almacenistas, dependientes, etcétera ocupados por diplomados o licenciados", afirma Yolanda Rivero, directora de esa asociación que atiende a diario a más de 600 jóvenes. Con todo, descubre también a muchos jóvenes capaces de adaptarse y de asumir retos y riesgos. "La generación JASP (jóvenes sobradamente preparados) tiene la ventaja de su mayor formación. A la vista del panorama, continúan formándose, viajan, trabajan, de camarero, si es preciso, para pagarse un master y aprovechan sus oportunidades, aunque, eso sí, en casa de papá y mamá hasta los 35 años, por lo menos".
El catedrático de Psicología Social Federico Javaloy, autor del estudio-encuesta de 2007, Bienestar y felicidad de la juventud española, cree probado que nuestros jóvenes no son apáticos y desilusionados, aunque lo estén, por contagio ambiental. "Lo que pasa es que rechazan el menú laboral que les ofrecemos. El fallo es nuestro, de nuestra educación y nuestros medios de comunicación", sostiene. Aunque las ONG encauzan en España las inquietudes que los partidos políticos son incapaces de acoger, tampoco puede decirse que la participación juvenil en ese campo sea extraordinaria. "Algo menos del 10% de los jóvenes participa en algún tipo de asociación, deportivas, en su mayoría, pero el porcentaje que lo hace en las ONG no llegará, seguramente, al 1%", indica el catedrático de Sociología de la UNED, José Félix Tezanos. Autor del estudio Juventud y exclusión social, Tezanos detecta entre los jóvenes una atmósfera depresiva, un proceso de disociación individualista, condensado en la expresión "sólo soy parte de mí mismo" y el debilitamiento de la familia. "Se está produciendo una gran quiebra cultural. Los componentes identitarios de los jóvenes no son ya las ideas, el trabajo, la clase social, la religión o la familia, sino los gustos y aficiones y la pertenencia a la misma generación y al mismo género; es decir: elementos microespaciales, laxos y efímeros", subraya.
El sociólogo de la UNED se pregunta hasta cuándo aguantará el colchón familiar español y qué pasará cuando se jubilen los padres que tienen a sus hijos viviendo en casa. A su juicio, el previsible declive de la clase media, la falta de trabajos cualificados -"el bedel de mi facultad es ingeniero", indica-, el becarismo rampante, la baja natalidad y el desfase en gasto social respecto a Europa están creando una atmósfera inflamable que abre la posibilidad de estallidos similares a los de Grecia o Francia. "Podemos asistir al primer proceso masivo de descenso social desde los tiempos de la Revolución francesa", augura.
Más apocalíptico se manifiesta Alain Touraine en el prólogo del libro de José Félix Tezanos. "Nuestra sociedad no tiene mucha confianza en el porvenir puesto que excluye a aquellos que representan el futuro" (...) "Se piensa que los jóvenes van a vivir peor que sus padres", escribe el intelectual francés. Y añade: "Avanzamos hacia una sociedad de extranjeros a nuestra propia sociedad" (...) "Si hay una tendencia fuerte, es que tendremos un mundo de esclavos libres, por un lado, y a un mundo de tecnócratas, por otro" (...) "Los jóvenes tienen que trabajar de manera tan competitiva, que se acaban rompiendo (...) No están sólo desorientados, es que, en realidad, no hay pistas, no hay camino, no hay derecha, izquierda, adelante, detrás".
Nadie parece saber, en efecto, con qué se sustituirá la vieja ecuación de la formación-trabajo-estatus estable, si, como pregonan estos sociólogos, la educación en la cultura del esfuerzo toca a su fin y gran parte de los empleos apenas darán para malvivir. Aunque estamos ante una generación pragmática que no ha soñado con cambiar el mundo, muchos estudiosos creen que la juventud no permitirá, sin lucha, la desaparición de la clase media. "El mundo que alumbró la Ilustración, la Revolución francesa y la Revolución industrial está agotado. La superproducción y la superabundancia material en estructuras de gran desigualad social carecen de sentido, hay que repensar muchas cosas, construir otra sociedad", afirma Eduardo Bericat.
Las dinámicas encaminadas a establecer nuevas formas de relaciones personales, la búsqueda de una mayor solidaridad y espiritualidad, más allá de los partidos y religiones convencionales, los intentos de combatir la crisis y de conciliar trabajo y familia, el ecologismo y hasta el nihilismo denotan, a su juicio, que algo se mueve en las entretelas de esa generación. "Son alternativas que, aisladamente, pueden resultar peregrinas, pero que, en conjunto, marcan la búsqueda de un nuevo modelo de sociedad", dice el profesor. ¿Será posible que esta juventud supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea la llamada a abrir nuevos caminos?