lunes, 2 de febrero de 2009

CRÓNICA DE UNA OPERACIÓN ANUNCIADA

-“¿Porqué no me has escrito?”- Leí en mi correo un mensaje en tono de reproche.

- Deja decirte que apenas anoche llegué a casa, - escribí- me operaron, estoy bien, pero la cirugía se complicó mucho porque al abrir el vientre, rajada que tengo del ombligo a la pelvis, unos quince centímetros, el ginecólogo descubrió que los ovarios estaban a punto de reventar, negros como mi conciencia, supongo. Encontró una, y aquí van los términos médico-poéticos: “poliquistosis purulenta complicada con una quien sabe qué plastía, antesala del cáncer”, así que tuvieron que sacar matriz y ovarios y mientras me operaban, cosa que duró cerca de cuatro horas, comenzó a bajar mi ritmo cardiaco debido a la anemia profunda que padezco desde hace tanto tiempo, y las carreras para conseguir la sangre y luego el pinche tubo que tenía metido en la garganta para que pudiera respirar y no me asfixiara con mis "fluidos". No te imaginas la inflamación tan severa que traigo en el tracto respiratorio (ve con qué propiedad médica me expreso) y una rigidez maxilofacial ¿eh?... Total que cuando medio abrí los ojos en la sala de recuperación y escuché voces de médicos y alguien que pedía urgente me hicieran una BH, pues, no sabía qué me había pasado, supuse un accidente. El sueño volvió a atraparme. Al recobrar conciencia otros segundos, escuché que el doctor dijo, "ya la libramos", ahí confirmé que había chocado en el auto, pero luego, unos pasitos se acercaron a mi camilla, me tocaron el hombre y medio oí: "la vamos a llevar a su habitación". No sé cuánto tiempo habrá pasado. Yo seguía sumergida en un trance delirium-narcótico del carajo. Mi hermana me tomaba la mano diciendo: "tienes que incluir al dolor en tus días porque va a ser largo, visualiza la llama violeta" y todas esas cosas que utiliza en sus terapias. El dolor era de gritar en serio, de morderse un ovario, pero ya no tengo. Deliraba, pedía que colgaran el teléfono pero el ruido molesto provenía de la máquina que checaba mi corazón y controlaba las tres sondas que tenía repartidas en los brazos y vejiga. Hasta la noche al tratar de moverme y sentir una puñalada en las ex entrañas recordé que había llegado hasta ahí para ser operada de una histerectomía, que resultó completa.

Bueno, ya estoy aquí, el médico dice que la operación fue super a tiempo, que de no haberme intervenido ya, en un año estaría invadida de cáncer ¿cómo la ves? y todavía me preguntó ayer antes de darme de alta: -"¿vió sus ovarios y su matriz?"- no, le dije -"pues qué bueno porque estaban terribles. Me alegro haya tomado la opción de operarse tan a tiempo"-. Baboso, si no he hecho tanta presión para que fuera en "época navideña" fecha en que nadie quiere trabajar porque se van de vacaciones, la hubiera postergado dos meses, cruciales para que no me diera cáncer.

Me siento mejor, me quitaron todo por dentro (entiéndase aparato reproductor) y por fuera o sea las tres sondas distintas que tenía en los brazos y los chupones del pecho, hoy sé que voy a vivir más de dos años y tal vez bien, que debo tomar mucho hierro, hormonas para sustituir mis funciones normales, que soy otra, que he vuelto a nacer, que tengo una nueva oportunidad, tiempo para seguir soñando, para escribir y que Dios bendiga a los que viven conmigo por tener que aguantar mi prematura menopausia y rogar que las tres unidades de sangre que me pusieron no estén contaminadas.

Tres días después recibí la respuesta de mi amiga:

- “Querida amiga, ya ponte a trabajar que eso cura cualquier enfermedad. No debiste operarte en época navideña porque le has echado a perder las fiestas a toda tu familia. Qué egoísta eres.”

Después de leer semejante correo no tuve más que enviarle mis bendiciones para el año nuevo.

LINA ZERÓN

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