Se llamaba Anna, hace un año entró por primera vez en el foro. En su presentación contó que era corresponsal de Amnistía Internacional para oriente medio. Durante meses, cada lunes, colgaba un reportaje sobre pueblos y gentes de esta castigada tierra.
Eran relatos cargados de humanidad, de belleza, relatos épicos en los que con la maestría del artista nos pintaba en cuatro trazos una historia, un drama, una esperanza.
A pesar de la dureza de los temas, la guerra de El Líbano, el conflicto fratricida entre Al-Fatah y Hamas, o los refugiados de Gaza, nunca la amargura encontró un hueco entre sus líneas. Amaba a los niños, se recreaba describiendo sus rostros, sus expresiones, sus palabras. Las mujeres le contaban sus historias y ella las recreaba para nosotros con una mezcla de piedad y admiración que hacían de su lectura un rito.
Cada semana, habría las páginas del foro ávido de encontrar sus relatos, cada día eran más intensos, más profundos su lectura te transportaba en cuerpo y alma a las tiendas de campaña, a las casas destruidas, a los campos de refugiados, pero la desesperación siempre era vencida por la luz de un nuevo amanecer.
Hace tres semanas, dejé de recibir sus nuevas, en principio, creí que se debían a los problemas ocasionados por la invasión de Gaza por el ejército Israelí, pero el pasado Lunes, al no recibir noticias, le mandé un mensaje a su correo privado, presintiendo que algo grave la había sucedido. Ayer recibí la respuesta:
“Sr Juan Maromo, soy el padre de Anna, he leído casualmente su mensaje, puesto que hace días no abro su correo, creo que su broma es terriblemente cruel y no le encuentro ningún sentido. Anna, fue corresponsal en El Líbano durante la última guerra. A causa de un bombardeo, fue herida de gravedad y ha permanecido durante un año en coma profundo, hasta el pasado Domingo en que falleció. Le ruego por respeto hacia ella y hacia usted mismo, no vuelva a insistir en el tema, inmediatamente procederé a la clausura de su buzón. “.
Esta mañana he intentado acceder a sus temas e inexplicablemente han desaparecido, incluso su ficha ha sido borrada del registro, he contactado con los responsables del servidor, y me comunican que no había incidencia alguna y que todo funciona perfectamente.
Llevo unas horas debatiéndome entre la incredulidad y la certeza, sé que no lo he imaginado, pero ni Gloria, ni otros amigos del foro recuerdan haber leído nada de Anna. Pero hace un momento, la ventanita del Messenger se ha iluminado y un corazón ha estallado con un mensaje dentro.. “Soy Anna, ya crucé la frontera del miedo, de la soledad y de la guerra, no sufráis por mí, ni por ti mismo, un día lo entenderás todo. Hasta siempre”…
Me encantó. Gracias por compartir tanto.
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